Capítulo 2.

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─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter two. ❫ ▒▓


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LAS HORAS PASARON TAN LENTAS que parecían haberse convertido en días. Si era cierto que al ser un vampiro no necesitaba dormir, tampoco consiguió descansar aquella noche. Haberse reencontrado con su familia, en el castillo que la hospedaba, no había sido una casualidad. Pocos días atrás entraron en los primeros días del año 1492 y la noche anterior había visto algo en su hermano mellizo, algo en su mirada. No era el mismo de siempre pero conocía esa mirada. Estaba buscando algo, o a alguien.

Eso fue una de las dudas que la carcomió durante la noche hasta el alba. Amaneció nublado, algo que realmente agradeció desde lo más profundo de su corazón. Su sirvienta, Marla, no tardó en hacer acto de presencia en su alcoba. La vampiresa rodó los ojos y soltó un bufido, empezaba a cansarse de tantas comodidades. Le dejó un vestido para cambiarse en el pie de su cama y le ofreció un té de buena mañana, pero declinó la oferta. Decidió que se uniría más tarde al almuerzo con los miembros de la Corte, pues necesitaba hablar con sus hermanos antes de encontrarse con aquellos que consideraba su familia adoptiva.

Ya vestida y tras haber tomado una bolsa de sangre que tenía escondida en un cajón secreto de su armario de madera, salió de su estancia, con una sonrisa burlesca dibujada en su rostro. La de cabellos rubios se paseó por los pasillos del castillo, agudizando su oído en busca de su familia. Había decidido llevárselos a los terrenos pantanosos, cerca de un lago, para hablar.

El primero que encontró fue Elijah, justo en una de las habitaciones del piso de abajo donde ella dormía desde hacía varios años. Sonrió ladinamente, pero no mencionaron palabra alguna. Tampoco hizo falta. Parecía ser que esa conexión que alguna vez tuvieron siendo humanos, no había desaparecido entre ellos, por mucho que los siglos habían pasado y la distancia había sido importante. Fueron en busca de sus otros tres hermanos, pues todavía no le habían dicho nada de Finn. Tampoco insistió, puesto que debía ser Niklaus quien lo explicase y conociéndole como le conocía, algo malo había hecho.

―Bekah. . . ―susurró, al toparse con ella de frente. Si alguien era temperamental, aparte de Klaus, esa era su hermana. Nunca sabías cómo podía reaccionar ante las situaciones que la vida le ponía por delante―. No importan los siglos que pasen, siempre serás una diosa nórdica ―añadió, en un murmuro, soltando una risita nerviosa.

―Agnetha, por todos los dioses ―susurró la rubia, sonriendo―. ¡Estás viva!

―Técnicamente, ninguno lo estamos ―hizo un intento de broma, teniendo como objetivo intentar calmar la tensión; más, no era buena para bromear, por lo que quedó en un intento fallido―. Pero es una buena manera de decirlo, sí. . . Además, de no ser así, él lo hubiese notado por el vínculo.

POWER | Stefan SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora