Capítulo 11.

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Maratón 2/2.


─┈ꗃ ▓▒ ❪ act one ― chapter eleven. ❫ ▒▓


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EL VIAJE HASTA EL LUGAR donde nació y pasó su infancia no había sido tan difícil como esperó en un principio. Era cierto que había sido largo, pero en un par de días, ya se encontraba llegando a lo que ahora se conocía como Mystic Falls. Era un alivio ver lo cambiado que estaba el pueblo, cómo había crecido después de tantos siglos. No se parecía en nada al lugar en el que había crecido y había pasado de ser una niña a ser una mujer hecha y derecha, al lugar donde fue convertida en vampiro mediante la magia negra que su madre utilizó en sus hermanos y en ella. Bueno, vampiro no. . . Ella era el primer híbrido de vampiro y bruja que existía en el mundo, la Híbrida Original.

Llegó a la casa de un importante miembro del pueblo, perteneciente a una de las familias fundadoras. O de las familias que iban a ser las fundadoras, según le había comentado el hombre que llevaba el carruaje, oriundo de aquel pueblo. Sus informantes le habían dicho que Katerina también se hospedaba en esa casa, por lo que sería el lugar perfecto. Los Salvatore. Por el apellido, podría jurar que tenían su origen Italia, al menos alguna generación anterior lo era. El padre de la familia fue el primero en recibirla, al presentarse con su falso título de Lady Agnetha, que le fue otorgado varios siglos atrás en Inglaterra.

―Señor Salvatore ―le saludó, cordialmente, a lo que respondió besando su mano con delicadeza―. Déjeme agradecerle mi estancia en su hogar, con un par de botellas del mejor vino francés que tenía en mi bodega.

―Lady Agnetha, no era necesario ―confesó el varón, pero finalmente aceptó el regalo―. Tenerla con nosotros ya es el mejor de los regalos.

El rubor se hizo notorio en sus pálidas mejillas; hacía tiempo que nadie la trataba de tal forma. Era algo que siempre le había gustado, pero que desde que convivía con sus hermanos, no había ocurrido de nuevo. Es decir, cualquier varón que se le acercaba con intención de cortejarla o tratarla bien, era ahuyentado y/o asesinado por su hermano mellizo. Intenciones a las que Elijah no dudaba en ayudar a Niklaus, pues se trataba de su hermanita. Lo mismo le pasaba a Rebekah. Y es que ambas hermanas sabían, habían aceptado aquello, que nunca encontrarían un pretendiente que estuviese a su altura y que, además, fuese aceptado por sus hermanos.

―Déjeme presentarle a mis hijos ―le dijo, una vez entraron―. Damon y Stefan, el mayor se alistó al ejército de la confederación, hace pocos días que volvió.

―Mi sobrino también se alistó para combatir en la guerra mundial, debe estar muy orgulloso de él ―comentó la vampiresa, ladeando una sonrisa ladina―. Es un placer conocerles, jóvenes.

El mayor, Damon, fue el primero en saludarla, besando su mano como había hecho su progenitor anteriormente, cortésmente. Sin embargo, pareció no darle importancia a su llegada, lo que hizo que replantease sus pensamientos. Quizás no era buena idea quedarse ahí durante un tiempo. Stefan Salvatore, el menor de los dos hermanos, fue el siguiente, quien se mostró mucho más amable con ella. Sin duda, si tenía que escoger entre ambos hermanos, se quedaría con el pequeño.

―Esta noche, en la cena, podrá conocer al resto de huéspedes que tenemos en la mansión Salvatore ―le comunicó, cuando se disponía a ir a su despacho―. Y a otros conocidos del pueblo. ¿Le gustaría conocer la historia de la fundación de Mystic Falls?

―Será un placer escucharles, querido ―contestó, amablemente, aunque en realidad no tenía ninguna intención de escucharla―. Quizá sería una buena situación acompañar la velada con el fantástico vino que traje, si le parece bien.

―Será una velada perfecta, entonces.

Cuando el señor Salvatore desapareció para encerrarse en su despacho, Stefan la acompañó a sus aposentos. Gracias a la agudeza de su oído como una de las cualidades y ventajas de ser un vampiro, escuchó aquella voz que tanto conocía. Había encontrado a su amiga.

―Eres encantador ―murmuró, una vez la dejó sola en la habitación.


Agnetha no pudo evitar sentir como el rubor subía a sus mejillas nuevamente, tiñéndolas de color carmesí. Creía que nunca volvería a sentir la misma sensación que sintió en el pasado, cuando su corazón se aceleraba al gustarle alguien. Pero, ahora, sabía que no era una simple atracción física.

Por su mente no tardó en aparecer un viejo recuerdo, un fugaz recuerdo que vivió unos siglos atrás.

Dos brujas se sentaron en la misma mesa que ella, en uno de los restaurantes más reconocidos de Roma. Supo lo que eran por el aura que les rodeaba, por el poder que desprendían con solo su presencia. Por ello, decidió ocultar su vampirismo, manteniéndolo inactivo por unos instantes, hasta asegurarse que no eran una amenaza.

¡Y vaya si no lo eran! Aquellas dos brujas, jóvenes si se comparaba con ella, eran descendientes de unas brujas que pertenecieron a su aquelarre, cuando fue fundado. La melancolía se aposentó en su mirada, que rápidamente suavizó, sin ponerse a la defensiva.

"Encontrarás a tu alma gemela. Todavía es pronto, no tenemos una fecha exacta. Pero será parte de la profecía de la Trihíbrida Original. No dudes de nosotras, tenemos buenas intenciones."

Volvió a la realidad, deseando que aquel recuerdo no hubiese pasado por su mente. Había olvidado por completo aquella profecía, dándose por insatisfecha y cansada de esperar, siglo tras siglo, hasta encontrar a su alma gemela. Y, sí su sexto sentido tenía razón, por fin la había encontrado. Por fin supo quién era. Pero tenía miedo, no quería que se lo arrebatasen de su lado.

Tenía la sensación que Stefan Salvatore era su alma gemela. 



* *

n/a. Como la novela llegó a las 1K leídas, subo una pequeña maratón de dos capítulos.

update n/a. recién alcanzamos las 37K lecturas, coincidiendo con la edición, ay.


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