Esther siempre había odiado a una de sus hijas; ella supo, desde que nació, que sería la persona más poderosa que había conocido nunca. Y por ello, la maldijo, lentamente, hasta que se alejó de su familia, una vez les convirtió a todos en vampiros.
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HABÍANPASADOVARIOSSIGLOSDESDEque se vieron por última vez. Más de tres siglos, para ser más precisos, desde que se vio, por última vez, con sus hermanos. A los pocos días de ser convertidos en vampiros, se vio con la obligación de irse. Sin avisar a nadie, pero dejando una carta para cada hermano que dejó sobre sus respectivas camas. La magia que nunca había florecido de ella se descontrolaba con cada pequeño hechizo que realizaba, por lo que decidió, pensando en el bien de todos, desaparecer de sus vidas hasta encontrar una solución a su maldición.
El siglo XV llegó cuando menos se lo esperó. Había estado viajando por el mundo, aprendiendo la magia de cada región, siendo aprendiz de los mejores brujos del mundo. Descubrió que la institutriz de su difunta madre era ascendiente de las brujas de Salem. Sin embargo, pese a todo el conocimiento que adquirió a lo largo de las décadas, no sirvió para responder a su única duda: ¿por qué ella no tenía el gen del hombre lobo como su mellizo? Esa fue la primera pregunta que se hizo. Pero, a su vez, un viejo recuerdo pasó fugazmente por su mente.
El día siguiente a ser convertidos mediante la magia negra que Esther Mikaelson empleó, cuando se alimentaron por primera vez de un humano, Niklaus desató la maldición. Sin embargo, Agnetha tuvo un mejor control de la sed de sangre, por lo que no llegó a matar al humano. Esa fue la primera diferencia entre los mellizos: el autocontrol tan distinto que ambos tenían. La maldición se desató al matar a ese humano del que se alimentó y Mikael, descubriendo así la traición de su esposa, la obligó a dormir ese gen lobuno. Niklaus y, por ende, también Nikolina (el segundo nombre de Agnetha) no eran sus hijos, su linaje.
Esa era la solución a su principal preocupación. Más, hubo otra pregunta rondando por su mente. Si ella había matado posteriormente, ya fuese por alimentarse o por acabar con la vida de aquellos que eran una amenaza para ella, ¿por qué no se había desatado la maldición? Es lo que se preguntaba y era su segunda preocupación. Y para eso, por mucho que había estado rebuscando por el mundo, en distintos lugares donde se practicaba magia, no había encontrado una respuesta.
El siglo XV fueron los años de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Pasó unos años en Italia, donde el Renacimiento empezó a tener su auge y el reconocimiento que merecía. Incluso ella misma había pintado algunos cuadros, pese haber dejado atrás la que fue su mayor pasión de niña. La pintura, el arte en general, era algo que la unía mucho a Klaus, pero lo dejó de lado cuando se separó de su familia.
Entre Inglaterra y Francia estaba teniendo lugar la Guerra de los Cien Años, dónde se enfrontaban las dinastías Plantagenet, por parte de Inglaterra, y los Valois, de Francia. Estuvo en una ciudad inglesa durante esa guerra, pero no participó. . . es decir, fue presentada como alguien perteneciente a la corte inglesa, como Lady Agnetha.
