Kim Taehyung, un omega viudo desde algunos años atrás, con un hijo alfa adolescente que cuida extremadamente de él, ahuyentando a cada posible candidato que se interese por su madre, cosa que al castaño no le podría importar menos, no estaba interes...
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Taehyung había llegado al lugar a acordado con Jungkook, se acercó hasta la chica que estaba junto a la puerta.
—Hola, buen día, tengo reservación, de hecho me están esperando—. Sonrió amablemente.
—¿Podría decirme a que nombre está la reservación?—.
—Taekook—. Respondió con pena, Jungkook le había mandado un mensaje la noche anterior para avisarle, según él no sabía decidirse a que nombre ponerla así que, solo junto ambos nombres y eso salió.
Le pareció algo raro pero gracioso, sonaba lindo el mix de sus nombres.
Siguió a la chica hasta encontrase con su acompañante viendo la carta de vinos, agradeció a la joven para después sentirse frente al Alfa.
—Jungkook, hola, buenos días—. Le sonrió dejando su maletín de lado.
—Tae, buenos días, ¿Qué tal?—. Posó su mirada en el Omega.
—Todo bien, ¿Y tú?—. Agradeció al mesero por pasarle la carta.
—Excelente ahora que te veo, aún no puedo creer que estés frente a mí—.
—Pues lo estoy, también me alegra haberte encontrado después de tanto tiempo—. Le sonrió con nostalgia.
—Hablando de eso, quiero disculparme por la manera en la que me fui...—. Rascó su nuca apenado.
—No tienes que disculparte, ya pasó—. Sujetó su mano para darle un leve apretón.
El Alfa casi se convulsiona al sentir el tacto de Taehyung, llámenlo ridículo pero, sintió una corriente eléctrica, su lobo aullaba de felicidad.
—Quiero hacerlo, te debo una explicación, lo qué pasa es que, jamás fui bueno con las despedidas, no podía verte a la cara, si lo hacía, seguramente me hubiera quedado, mis padres me obligaron a mudarnos, sé que no es excusa, aún así, no hubo ni un solo día en el que no me arrepintiera de haberte dejado sin ninguna explicación, fuiste y serás siempre mi primer amor, lo siento tanto, Taehyung, ¿Podrías perdonarme?—. Suspiró al terminar, levantó la vista para verle, se sentía muy mal por sus errores.
El castaño lo miró por unos segundos, había sufrido mucho por él, por su abandono, pero estaba aprendiendo a soltar el pasado, lo hacía más que nada para estar bien con él mismo.
—Claro que te perdono, Kookie, el amor que un día nos tuvimos no me permite odiarte, a pesar de todos los años sin vernos, me acabo de dar cuenta de que, mi cariño por ti sigue intacto. Aprendí a soltar todo lo malo y quedarme con lo bueno de las personas—. Sonrió tiernamente.
Siendo consciente de lo que haría, soltó feromonas para tratar de tranquilizarlo, podría ser considerando bastante atrevido pero no le importó, quería hacer sentir mejor a su amigo.
Jungkook casi por inercia cerró sus ojos al saborear ese dulce aroma, sentía como sus músculos se relajaban y a su lobo maullar de satisfacción.
«Nuestro Omega quiere hacernos sentir bien, tan lindo»
