Kim Taehyung, un omega viudo desde algunos años atrás, con un hijo alfa adolescente que cuida extremadamente de él, ahuyentando a cada posible candidato que se interese por su madre, cosa que al castaño no le podría importar menos, no estaba interes...
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Jungkook despertó antes del amanecer para hacer un poco de ejercicio, ese día estaba desahogado, no tenía tanto trabajo, tal vez mostrar un par de casas pero eso es todo.
Poco tiempo después al terminar su rutina, entró a ducharse para finalizar con un agradable desayuno viendo el lindo amanecer.
Estaba contento por tener su propio espacio pero, algunas veces extrañaba mucho a sus amigos, Nam y Jin casi siempre estaban haciéndole compañía en su casa, por alguna extraña razón les gustaba pasar tiempo con él.
Se sentía un poco solitario, tenía algunos amigos pero nada como ese par, tal vez aceptaría la oferta de Yoongi sobre salir a jugar billar y beber un poco. Si quería acercarse a Taehyung nuevamente, debía agradarle a su hermano.
Lo haría, más tarde llamaría al Kim mayor para verse y tratar de establecer una amistad. Por el momento tenía que llamar a sus mejores amigos.
—¡Jungkook! ¿Cómo estas, mi vida?—. Un alegre Seokjin contestó el teléfono.
—Wow, ¿Quién eres y que hiciste con Seokjin?—. Respondió incrédulo al escucharlo tan amable.
—No digas mamadas mery jane—. Gruñó su amigo a través de la línea.
—Ahora si, ese es el Jin que conozco, ¿Qué tal?—. Soltó una risita.
—Estamos muy emocionados, nos llamaste en buen momento, te tenemos una noticia—.
—Te escucho—.
—¡Nos mudaremos a Seúl!—. El grito de su amigo lo dejó sordo, como era de costumbre.
—Espero que no estén bromeando conmigo, par de bobos—.
—No es broma, a Seokjin le ofrecieron trabajo en uno de los restaurantes más sofisticado de Seúl, no lo pensamos dos veces al recordar que estaremos los tres juntos, otra vez—. Está vez escuchó la voz de Namjoon.
—Joder, chicos, eso es genial, no saben la falta que me hacen, si aún no tienen dónde quedarse, pueden vivir conmigo, la casa está muy solitaria y sería agradable tenerlos—. El rubio sonrió con nostalgia.
—No queremos ser inoportunos, amigo—.
—Tonterías, es más, yo iré a recogerlos al aeropuerto para que se instalen en mi casa—. Insistió.
—Bueno, hablaré con Seokjin de esto...¡Dile que sí, Alfa tonto!—. Alcanzó a escuchar la voz del Omega.
—Excelente, no se diga más, ¿Cuándo llegan?—.
—Aún tenemos que empacar, tal vez en tres días ya nos tengas ahí—.
—Perfecto, cualquier cosa no duden en llamarme, amigos mío, tengo que dejarlos—.
—Bien, nos vemos luego Jungkook, ¡Hasta luego, kook!—. La pareja se despidió del rubio.
