Capitulo Siete

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Any estaba nerviosa, ansiosa y desesperada.
Se encontraba en el restaurante que habían acordado verse, se suponía que se encontrarían a las 10 de la mañana pero ya llevaba 30 minutos de retraso, quizás se había arrepentido.
No podía ser, no podía haber arriesgado tanto para no conseguir nada, incluso había tenido que rebuscar en las libretas de los pequeños hasta encontrar el número de teléfono de su madre, no podía ser en vano.

O quizás era una trampa, talvez la habían descubierto y estaba en problema.
¡Diablos! No se había preparado para eso, si era una trampa estaba jodida
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Al ver que ella no llegaría se dispuso a ponerse de pie y dirigirse a la salida, cuando estaba a punto de atravesar las puertas q daban a la calle, choco con un cuerpo que venía apresurado.
- Perdóname...- había dicho esa voz con amabilidad y algo de culpa - estaba apurada y no te ví, te haz hecho... - pero la frase se quedó inconclusa - Amelia - su tono había cambiado completamente - esto... esto es imposible, tú estás...
- Por favor tranquilízate Isabella
- ¡No! Explícame, como es posible que... - le reclamo mientras la señalaba para enfatizar sus dudas - como es posible que estés aquí, que estés viva.
- Puedo explicarlo, te lo contaré todo pero por favor, salgamos de aquí, todos nos están viendo.
- Bien, salgamos de aquí - acepto después de notar como todos los comensales del restaurante las observaban con curiosidad.
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No podían ir a su casa por qué sospechaba que estaba siendo vigilada por M, pero si podían encontrarse en una habitación de hotel así que eso decidieron, al llegar la primera en hablar fue Isabella.
- Más vale que comiences a explicarte, ¿Porque lo hiciste? Éramos amigas, por lo menos creí que lo éramos, pero quisiste matarme, a mí y a mis hijos y ahora los secuestras, ¿que es lo que quieres?
- Te lo voy a explicar todo, lo prometo, pero primero me quiero disculpar contigo, es cierto que fui terrible...
-¿Terrible? - le dijo de forma irónica mientras alzaba una ceja "estar casada con Dereck tiene sus efectos" pensó Any - fuiste una perra, por decir algo amable.
- Bien, fui todo eso, lo admito y me disculpó, no sabía que estabas embarazada sino jamás hubiese hecho algo así, tus hijos son preciosos y adorables, jamás les haría algo malo. - tomo aire - pero hay alguien que si...
-¿Cómo? ¿Quién? ¿Cuándo? - la interrumpió Bella. - ¿Qué me asegura que no es otra de tus mentiras?
- No sé quién es, ni en que momento exactamente actuará pero me está presionando y chantajeando, fue el quien me ordeno secuestrarlos - le explicó mientras sacaba de su bolso las fotos y notas que le habían dejado en su puerta.- estas son las pruebas de que no miento, las estoy recibiendo desde hace un tiempo, es por estás fotos y los chantajes que volví.
- ¿Porque alguien te chantajearia?, ¿Que tiene contra ti? ¿Por qué debería creerte, mentiste una vez, bien puedes volver a hacerlo?
- Reconozco que tienes muchos motivos para desconfiar de mi, pero he cambiado, antes no estaba bien pero ha ido a consulta, estuve un tiempo hiendo al psicólogo, y puede que esto no te convenza pero, esta vez te entiendo, entiendo lo que es querer proteger a alguien, amar a una persona y desear su felicidad por encima de todo aúnque no sea a tu lado, y es por ello que pido tu ayuda, ayúdame a encontrar a esa persona, ayúdame a evitar que tus hijos salgan lastimados por alguna de sus locas exigencias, por favor, ayúdame - le pidió con los ojos aguado y con una sinceridad que hizo estremecer a Isabella.
- Bien, te ayudaré, pero aún no te he perdonado.
- Entiendo, con que me ayudes ya es suficiente.
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Los días que siguieron a ese ambas chicas se siguieron encontrando en secreto y reunieron información acerca del extorsionador, revisaron cámaras e intentaron rastrear los números desde los que llamaba, Isabella prefirió no contar nada a Dereck para evitar que perdiera los estribos, sabía que él odiaba profundamente a Amelia y prefería evitar que ocurrieron más problemas.
- Aún no hemos encontrado nada, como es posible, llevamos días en esto, no puede ser tan bueno, ¡No puede ser perfecto! - exclamo Any desesperada.
- Tranquilízate por favor - le dijo Bella - si te desesperas no conseguiremos nada, repasemos todo una vez más, dijiste que los primeros mensajes comenzaron a llegar a tu casa en Francia - Any asintió - y todos los mensajes están firmados por M, que suponemos es Mario, tu cómplice.
- Si, pero es imposible porque Mario murió, él se suicido en la cárcel, he visitado su tumba algunas veces, siempre le dejo flores. Y para que lo sepas, no era solo mi cómplice, era mi mejor amigo.
- Espera un segundo, si él se suicido, alguien debe de haber organizado su entierro...
- Por supuesto, pero él no tenía más familiares, creció en un orfanato de las afueras de la ciudad, jamás conoció a sus padres y no tenía hermanos, aunque varias veces he visto flores frescas cuando lo visito, pero creí que era una casualidad, no creí que...
- Espera, si alguien le lleva flores es porque lo conoce o lo conoció, y dijiste que creció en un orfanato, quizás es alguien de ahí o tenía alguien cercano, un amigo o algo...
- No lo sé, jamás mencionó nada sobre eso, pero podemos investigar sobre el orfanato, ver con las personas que se relacionaba allí o si al menos encontramos alguna pista.
- Si, vallamos mañana, hagamos un viaje hasta allí, pasaré a recogerte temprano y estaremos de vuelta en la tarde.
- Bien, estaré esperando temprano por ti, pero que le dirás a Dereck
- No te preocupes por eso...
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A la mañana siguiente salieron temprano antes de que el sol iluminará con sus primeros rayos, Bella le había dicho a Dereck que debía resolver algunos asuntos sobre el trabajo y por lo tanto saldría de la ciudad durante todo el día.

Así que ambas chicas condujeron durante tres horas y medias hasta un pequeño orfanato a las afueras, se veía rústico y sencillo, el edificio poseía dos plantas y en algunas paredes se veía el deterioro característico de los años.
Al llegar a las puertas y tocar fueron recibidas por un hombre de unos setenta años y una mujer de unos treinta y tanto al parecer eran los encargados del lugar.
- Buenos días - saludaron ambas chicas
- ¡Hola! - saludo emotiva la mujer - ustedes deben de ser la pareja que venía por la adopción, por favor pasen...
- Creo que se equivoca, no venimos por la adopción...
- Y tampoco somos pareja - terminó Any - la verdad es que veníamos por un amigo nuestro, Mario..., Mario Lawrence, era su nombre.
- ¿Conocían a Mario? - pregunto el anciano
- Si... Fuimos amigas de él.
- Oh, es un gusto conocer a las amigas de Mario, son muy bienvenidas, pasemos a la oficina, mi nombre es Diógenes y ella es mi hija Sofía, conocí a Mario desde que era pequeño, fue como un hijo para mí.- hizo una pausa - No sabía que tuviera tantas amigas, pero después de saber lo que fue de su vida, me alegra mucho ver qué había personas que lo querían.
- La verdad es que fuimos muy buenos amigos, pasamos mucho tiempo juntos y me contó acerca de su vida aquí, pero aún así, quisimos venir para saber si podíamos ver fotos de él cuando era joven o algún recuerdo.
- Por supuesto que sí, aún tengo algunos recuerdos, a Mario siempre le gustaban las artesanías, hacía muchas para una niña que conocía en la ciudad cuando estaba en la secundaria, creo que su nombre era Amelie, Amalia... Amelia si era ese. Amelia, aunque el siempre la llamada Amy decía que estaban hechos el uno para el otro, aunque ella todavía no lo sabía - tomo aire y sonrió con nostalgia - quizás ustedes la conozcan - les dijo mientras se levantaba de la silla y caminaba hacia uno de los estantes que adornaban la oficina.
- La verdad es... - comenzó Bella
- Si la conocemos, ella quería venir pero se encuentra fuera del país.
- Es bueno oír eso - volvió a decir Diógenes - me gustaría mucho conocerla, Mario estaba muy enamorado de ella, quizás ustedes podrían entregarle esto - les dijo mientras les entregaba un pequeño anillo de cobre adornado con una flor de loto - a él le hubiese gustado que ella lo tuviera.

Amelia en ese momento volvía al pasado y recordó una conversación que había tenido con Mario hace algunos años.
" - ¡Amy, vallamos juntos al campo allí hay flores muy bonitas! - le había dicho él en un intento de hacerla sentir bien, después de uno de los desplantes del chico que le gustaba.
- Ninguna de esas flores me va a gustar.
- ¿No? Entonces, que flores te gustan - le pregunto seriamente - dímelo y la conseguiré para ti.
- Me gustan los lotos
-¿Lotos? Nunca lo había escuchado.
- Si, me gustan porque son especiales y fuertes, porque crecen a pesar de estar rodeadas de lodo y aguas pantanosas
- Entonces son como tú - dijo él - si a ti te gustan entonces a mi también me gustan y te prometo que conseguiré una para ti. - afirmó mientras levantaba su dedo meñique - ¿promesa?
- Promesa "

Mario se había acordado de eso, entonces...-¿Por que jamás se lo entrego a ella?
- No sabría decirte jovencita, supongo que no creyó que a ella le fuese a gustar algo tan simple, según tengo entendido ella provenía de una familia rica.
- Le aseguro que a ella le hubiese encantado, pero prometo que se lo entregaré personalmente. - tomo aire y alejo los deseos de llorar - gracias, gracias por guardarlo todo este tiempo.
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Para cuándo volvían a la ciudad la cabeza de Amelia era todo un revoltijo de recuerdos sobre Mario, él de verdad la había amado, quizás más de lo que ella se merecía.
Pero lo que podía asegurar era que no era Mario quien la amenazaba, el jamás le hubiese hecho daño, jamás haría algo para herirla.
- Any, ¿te encuentras bien?
- Si, estoy bien. Pero hoy me he dado cuenta que tengo muy buenos recuerdos con Mario, incluso mejores que los que alguna vez tuve con cualquier otra persona - tomo aire, mientras se quitaba una lágrima que resbaló por su mejilla - quizás alguna vez le cuente de él a Jacques, siempre me pregunta por mis amigos y nunca se que contestar, ahora se que tuve al mejor que se puede desear.
- También puedes hablarle de mi, aún me considero tu amiga - la miro fijamente - vamos a olvidar que antes estuviste un poco loca ¿sin rencores, ok?
- Sin rencores - pausa - gracias.
- Bien ahora solo hay que esperar, a qué el señor Diógenes busque las fotos, que tiene en su casa por ahora solo sabemos que Mario tenía un amigo que se mudo a España hace unos años pero que jamás a vuelto a la ciudad, al menos tenemos algo.
- Si, esperemos las fotos y volvamos a empezar desde ahí.
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Al llegar a la ciudad ya eran pasadas las ocho así que Any invito a Isabella a una pizza en su departamento lo que ninguna de las dos se espero fue que en lugar del repartidor el que tocará el timbre de la puerta fuese...
- ¡Dereck!

Fantasmas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora