Capitulo Diez

198 11 2
                                    

Me encontraba jugando en el jardín la primera vez que lo ví, era un chico rubio, poseía los ojos más hermosos que había visto nunca, azules, azules como el cielo de verano que tanto me gustaba, solo tenía 5 años la primera vez que lo ví, y con la inocencia que caracteriza a una niña de esa edad lo único que pude hacer fue correr hacia mi madre que se encontraba en la cocina preparando todo para la reunión que se realizaría con sus amigos en unos minutos, y con las manos llenas de tierra y el vestido manchado le dije:
- Mami, yo lo quiero - me madre pensó que me refería a un juguete o a alguno de mis pequeños caprichos de hija única y mimada. También recuerdo que me regaño bastante por ensuciarme el vestido y me volvió a bañar para "estar lista cuando los invitados llegarán".

Esa misma tarde descubrí q se llamaba Edward, Edward Snowden o como a mí me gustaba llamarlo mi príncipe azul... hasta q ya no le fue...

El jamás me hizo caso y creí que era porque los niños grandes no jugaban con nenas de 5 años. A pesar de que él no era tan mayor, solo me superaba por tres años, para mí no era tanto pero al parecer si importaba, o al menos eso me enseñó mi madre cuando siete años después me vio intentando usar maquillaje y ponerme sus joyas para aparentar más edad.

El tenía 15 años y hablaba de chicas adultas y guapas con sus amigos mientras que yo me había convertido en una chica solitaria, enfermiza y callada.

No tenía amigos y mis habilidades sociales daban mucho que desear, no salía de casa y visitaba constantemente el hospital por problemas respiratorios menores, pero lo suficientemente importante como para limitar mi vida a la enorme mansión de campo de mis padres.

Hablar con él en las reuniones sociales de mi familia, un simple "hola" o un cortes "buenos días" me hacía sentir nerviosa y torpe, entonces había creído que si parecía mayor podría llamar su atención como las otras chicas.

- Mi nena hermosa, no necesitas parecer diferente para gustarle a alguien - dijo mi madre mientras sonreía amablemente y limpiaba mi rostro
- ¿Tu crees mami? él ni siquiera me nota y todas las chicas que están a su lado son hermosas...
- Bebé, tu eres la más hermosa de todas - al comienzo creí que eran palabras dichas desde su corazón de madre - pero lo que realmente enamora a un hombre no es la belleza pasajera - al parecer entendió mi mirada interrogante porque agrego - no, lo que verdaderamente enamora a un hombre es lo que hay aquí - y señaló su cabeza.
- El cabello? - ella volvió a reír, yo era demasiado inocente, demasiado ingenua, era una presa fácil para cualquiera.
- La inteligencia, una mujer inteligente, que resulte un reto para un chico, que sea una constante aventura, esa es la mujer que enamora a un hombre. Y tú, mi vida vas a ser todo eso al crecer, pero debes estudiar mucho para eso. Debes ser una chica que represente un reto para él, y entonces él solo vendrá a ti. - en ese entonces le creí a mi madre, pero también pensé que ella lo decía por qué era hermosa, con sus ojos negros, su piel bronceada y sus cabellos rizados y largos mi madre era el epítome de la belleza. Y pensé que en el futuro yo sería como ella, que solo debía esforzarme en tener una cabeza que atrallera y todo lo demás se resolvería solo.

Entonces me concentre en estudiar y ser siempre la mejor en todo lo q hacia, si la hija de uno de los socios de mi padre había aprendido piano en tres años y medio, yo lo aprendía en uno, si la sobrina del nuevo gerente había aprendido a dibujar en un verano yo lo aprendía en un mes y si una de las nietas de un amigo sabía danza contemporánea yo aprendía ballet clásico. Mis padres siempre me apoyaron, yo era su única hija, su pequeña consentida y ellos sabían q quería ser una gran mujer como solía decir a cada rato aunque jamás supieron que poco a poco me fui volviendo cada día un poco más ambiciosa, pero era del tipo de ambición que te hace crecer, la que no daña a nadie, la que solo hace bien.

Y luego de varios años al fin llegó mi cumpleaños número 16, la naturaleza hizo su parte y me volví realmente hermosa, lo sabía, lo veía y me lo decían a diario, era la más inteligente, una estrella brillante y hermosa, todos lo decían y yo lo creía.

Fantasmas del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora