𔘓2.

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Al fin un día, otro en el que su cabeza podía volar como tanto conseguía MinHo hacer en él. Desde hacerle olvidar a qué vino a su cuarto, pero entonces intentar recordarlo se vuelve difícil cuando ya estaba en su cama, siendo desvestido.

Mierda...

Iba a follárselo, otra vez. Le gustaba tanto este juego y espera esta vez poder «terminarlo».

MinHo no se consideraba precisamente una persona adicta al sexo —sátiro, si es que hubiera un término para describirlo, pero la idea no era ni por asomo la más asertada; pues como ni es bipolar por tener cambios de actitud tampoco es satiriaco por tener el apetito sexual incontrolable.

De todas formas, era muy relativo, pero no llegaba al extremo de subirse por las paredes cuando pasaba un minuto sin echar un polvo, como un adicto al tabaco que chupa la nicotina de sus dedos. A fin de cuentas, era capaz de dominarse a sí mismo, lo hizo cuando empezó a tener su primera relación en serio, cuando aún su pareja no estaba listo para «dar el paso» y la abstinencia fue guardada hasta los dos meses.

Y, sin embargo, la espera no fue mal merecida; aunque no está muy seguro para quién fue mejor. No era mayormente conocido por estar en relaciones estables o dedicarse a tiempo completo a otra persona sin sacar algún beneficio, no era egocéntrico, quizás un poco narcisista; y cuando invitó a salir a un chico de la facultad no fue de esperar que sus amigos y algunos terceros se sorprendieran de ello.

Quizá más allá de atreverse a pedir una cita, fue el hecho de que a quién se lo pidió, pues ninguno creyó que sus gustos se encaminaran a alguien introvertido como entonces lucía Han JiSung, y es que el chico era básicamente todo lo contrario a lo que MinHo acostumbraba a buscar en un ligue.

Por ello, no dieron muchas apuestas a que algo serio surgiera. Con qué inoportunidad se movía todo...

—Arrodíllate, quiero que me la chupes.

Él se incorpora hasta sentarse en el borde del colchón con los pies tocando el suelo y las piernas separadas. JiSung se bajó de la cama algo cohibido, la mirada de Lee era muy perspicaz y todavía no se famirializaba a esa expresión confiada, intrépida; ese vocabulario tan vehemente.

JiSung no era en absoluto como a la otras personas con las que MinHo tuvo sexo, solía permanecer alejado de "las masas", pocas veces le veía en grupos grandes y si acaso uno o dos amigos con los que se juntaba. Fue tan inesperado que acabara completamente enamorado de él —No le daba miedo decirlo, amaba a JiSung.

Y, por mucho que sus amigos se esmeren por saber cuál es el misterio, le divertía verlos morirse de la intriga, porque si de algo podía asegurar es que su chico así, tan inocente y callado, lograba endurecerle la polla con sólo sonrojarse... Y, eso a MinHo se le daba muy bien, poner de los nervios a su pequeño.

Le vio dudar un segundo, pero luego, se dejó caer de rodillas, mientras se sentaba sobre sus talones; la sudadera, como única prenda que llevaba puesta, taparon sutilmente sus muslos, todo su cuerpo reaccionó impaciente y cuando él alzó los ojos, la vista para MinHo fue magnífica. Completamente erótica.

Maldita sea, deseaba estar dentro suyo.

Sus manos delinearon la orilla del pantalón, el chándal que por costumbre empezaba a verle siempre puesto cuando iba a su habitación, muy acentuado en la parte delantera en cuanto hubiera el mínimo movimiento o posición específica, como entonces MinHo se encargaba de hacer al recargarse sobre la cama; no se necesitaba comprobar para saber que no llevaba ropa interior.

El ambiente en sí, le encendía de sobremanera, la música inundando sus oídos y la luz neón azul empañado en cada rincón del cuarto; el olor a sexo. El éxtasis en presencia —tal vez había fumado más de la cuenta.

Apenas JiSung estiró el elástico y su mano se colara dentro, el corazón en la garganta, el cuerpo ardiendo, los labios secos y la certeza de que en cualquier momento, se correrá. Él seguía luciendo tan inseguro como la primera vez: En el momento en que la polla de MinHo saltó sobre su cara y no tenía ni idea de cómo empezar. Las cosas habían mejorado para entonces.

Con un poco de vacilo en sus movimientos, toma el pene y lo saca genuinamente. Aprieta los muslos y lame sus labios.

Por fin comenzó a mover las manos, primero en un ritmo leve y no tardando mucho en utilizar su lengua. MinHo se apoya en sus manos y tira la cabeza atrás en cuanto la lengua recorre su longitud. Echa un gruñido, su miembro ya despierto, pero aún no se lo mete a la boca y la paciencia con la que JiSung se encarga de masturbarlo, le desespera.

Pero sabía lo mucho que a él le gustaba jugar. Está bien, el bebé podía jugar todo lo que quisiera con la polla de papá. «Lámela, chúpala, hazme un favor y móntame». A los segundos, su mano fue masturbándole más excesivamente hasta conseguir ese jadeo. Una sonrisa se coló en sus labios, jocosa, traviesa, y MinHo sólo pudo oscurecer la mirada, con la punta de la lengua hincada en su mejilla.

—¿Te gusta jugar así conmigo? —Su voz sonando más grave de lo esperado.

—Sólo cuando pones esa cara —Ha dicho, sin dejar de menear la mano.

Poco después, separó gustosamente los labios, introduciendo sólo la cabeza del pene y manteniéndola entre ellos, luego, volvió a alejarse.

—Honnie se ve tan molesto... —dijo, todavía con un tono burlón.

Apretó con su pulgar el glande y, en ese preciso instante, abrió la boca, bajando poco a poco hasta tener gran parte dentro. Entonces, en un segundo intento por no ser estafado, MinHo le tomó del cabello y empujó hacia adentro; su polla adueñándose de su garganta. Aunque no necesitó de mucha insistencia, cuando JiSung empezó a subir y bajar su cabeza.

La sensación era incomparable. Una mamada de su lindo novio. No importaba si lo hacía mal, porque, de hecho, la primera vez fue un absoluto desastre, y quizá fue eso, la poca experiencia que abordaba para formar un morbo en él.

—Mierda, JiSung.

Su polla brinca de los labios en cuanto se retira, mojada, erguida, palpitante frente la cara de JiSung. Con una mano frota el miembro mientras que la otra pasa desprevenidamemte por sus testículos. Vuelve a metérselo tomando de la parte sobrante para seguir con la estimulación; sólo deteniéndose en el momento que MinHo hala de sus cabellos.

—Suficiente, ahora ven aquí —Se da ligeras palmadas sobre el regazo, sus dedos pasando por el cabello de JiSung y luego bajando por su mejilla hasta llegar al mentón y alzarlo—. ¿A qué esperas? Necesito tu culo.

En cierto sentido, echaba de menos que MinHo le dijera lo que debía de hacer. Las veces en las que le indicaba el paso a paso... Utiliza tu lengua. Relaja la garganta. Las arcadas son normales, no te detengas. Sí, eso le excitaba. Aunque no lo admitiría.

MinHo lo toma del brazo y lo alza. Y vaya la idea de hacerlo. Con la velocidad que fue jalado, JiSung no tuvo tiempo de acomodarse, estabilizar su postura y no mostrarse como entonces lo hizo para que ahora sea él quien poseyera una expresión divertida.

Blue. (all of those drugs) ♡ MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora