Lee MinHo era un amante de los videojuegos.Prácticamente desde niño se aficionó a ellos. Desde que en su séptimo cumpleaños le compraron la primera consola de su vida y jugar al aire libre se veía algo inútil (a no ser que se tratase de salir con su Nintendo a la calle). No toda era su culpa: Los chicos de su edad lucían bastante mayores y hasta años anteriores era alguien que permanecía solo.
No se le daba bien hacer amigos. MinHo no nació teniendo a todos bajo sus pies. Tampoco lo quería así. Pero le gustó de cierta forma cuando "de la noche a la mañana" los chicos y chicas le aceptaban en sus grupos. Más bien se traduciría a cuando dejó de lado los videojuegos y todo ese rollo que sólo hizo que le calificaran como alguien "rarito".
Entrar a la secundaria solía ser esa etapa de transición de pasar de un grado a otro. Generalmente la gente tendía a cambiar, algunos lo clasificaban como el hecho de «crecer»; MinHo lo vio como algo alternativo: Ese mismo grupo que le molestaban o le arrinconaban en los baños sería el que después andaría tras él; «cosas de críos» que es como lo solían justificar. Muy bien, eso era lo de menos. No buscaba venganza. Sería una pérdida de tiempo.
A decir verdad, gracias a ello, fue como conoció a ChangBin. Un chico nuevo que a su simpleza y forma le hizo generar la suficiente confianza para no rechazarle al igual que a los demás. Y a diferencia de MinHo, ChangBin siempre se había mostrado tal y como era sin ocultar nada a nadie. Le podían llamar capullo pero a él le seguiría dando igual. Un "bicho raro", pero quién lo diría, que eso ya no generaría el mismo impacto que antes.
Era lo que ocurría, la gente cambiaba y sus pensamientos también. Los gustos...
De cualquier forma, la reivindicación de MinHo se desempeñó en todo su paso por la secundaria. Llevaba las orejas perforadas, se dejó crecer el pelo hasta tenerlo revuelto la mayor parte del tiempo con sus rizos libremente por la frente, y aunque para la escuela debía utilizar su uniforme, acostumbraba a llevar una chaqueta de cuero negra que le causó alguna que otra llamada a dirección por no cumplir con el reglamento escolar.
Comenzó a ejercitarse y lucir corpulento para sólo entonces sus quince años. Los chicos siempre le habían llamado la atención, pero vio que probar el sexo con chicas tampoco era tan malo.
Traía consigo un ego que crecía y crecía, en situaciones que jamás se hubiera imaginado estar... Le gustaba la competitividad, tener el control y llevar la delantera; ser el primero y el mejor. Siendo poco a poco reconocido y esa necesidad por recibir atención le llenara hasta ahogarlo.
—Es como darle poder a un pringado y que se crea el rey del mundo —HyunJin había dado en el clavo cuando tiempo atrás hablaban del tema.
—¿"Un pringado"? Vaya, qué bien.
Se encontraban en la habitación de MinHo hace un año atrás, en el segundo curso, en febrero; jugando a algo tan aburrido como las cartas.
ChangBin echó una risa y se pasó el dorso de la mano por la boca antes de llevarse la otra que sostenía un cigarrillo.
—Dale inteligencia a un perro y creará una revolución canina.
—¿Qué estás fumando? —preguntó JeongIn, juiciosamente. Luego le quitó el pitillo y se lo llevó a los labios.
—Analizamos a MinHo, ¿no? —dijo ChangBin—. ¿Qué opinas de ello, Roger? —Se enderezó hacia HyunJin. Su melena rubia que caía un poco más abajo de su mandíbula le hizo tener ese mote. Para el curso siguiente ya se lo habría cortado.
—Ah, y yo qué sé. Te estoy psicoanalizando gratis, ¿qué me vas a dar a cambio?
En un breve segundo, JeongIn le dirigió una mirada sugerente a MinHo, a lo que este curvó la comisura de sus labios y negó tragándose una risa.
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Blue. (all of those drugs) ♡ MinSung
FanfictionMinHo siempre se había calificado como alguien incapaz de sentar la cabeza. El sexo, fumar, drogarse, lo llevaron a una codependencia casi excesiva. Tratando de abandonar ese lado de buscar un coño o un simple agujero al que follar, le pide una cita...