Blue. (all of those drugs) ♡ MinSung

𔘓3.

—¿Qué ocurre? ¿Es que chupármela te ha puesto tan erecto? Me siento halagado. Pero, aún no es momento para temblar, cariño.

Una vez en su regazo, a horcajadas, lo besó sin aguantar más, lo besó desesperadamente; sus lenguas chocando, la saliva ya escurriendo, siendo tan completamente sucio, y cuando JiSung intentó alejarse, MinHo le agarra de la nuca y lo mantiene allí.

Acarició con su pulgar los cortos cabellos de esa zona mientras su otra mano se escurrió por la espalda para después tirar hacia arriba de la sudadera. JiSung comprendió y levantó los brazos siendo así, al fin, la última prenda arrancada de su cuerpo.

De repente, antes de que este mismo retomara el beso, los dedos del otro se interpusieron frente a sus labios.

—Puedo hacerlo yo —dijo JiSung, con esa voz jadeante.

MinHo movió la cabeza—. No. Has tardado un jodido siglo en hacer una simple mamada, no me imagino el tiempo que te tomará prepararte tu solito.

Por esa razón, regresó a insistir con las yemas de los dedos empujando levemente contra su boca. Y, JiSung terminó por aceptarlos.

Abre la boca como el chico obendiente que tanto le gusta a MinHo. Sus labios brillan, están hinchados y enrojecidos. Se encontraba igual de excitado que él, y la actitud y apariencia de JiSung se lo demostraba. Como todas esas veces en las que le besa de una forma distinta cuando se hallan solos, hasta el punto de cambiar el ambiente de estudio por el que empezaron a uno más acalorado e íntimo.

Cada vez le iban gustando más esas sensaciones con JiSung. Empezar con algo irrelevante y acabar teniendo sexo...

Él envolvió los dedos con su lengua, la acumulación de baba por sus comisuras y MinHo ya se había perdido ante la imagen. Los dientes rasguñaron ligeramente sus dedos y la acción logró despertar aun más su interés.

Disfruta de esa parte de JiSung, esa actitud decisiva y atrevida, la puede estar observando todo el día y nunca cansarse de ella, porque, luego todo rastro de seguridad se perdía al día siguiente, enfrente de más personas o, a los minutos de terminar y se veía tan avergonzado desnudo que le pedía a MinHo que mirase a otra parte mientras se vestía; aunque este siempre volvía la mirada —como si pedir a un niño que no hiciera esto o lo otro y sea lo primero que haga.

De hecho, JiSung tampoco se libraba de ser un poco travieso. Puso la condición de tener sexo al finalizar sus horas de estudios con la condición de que MinHo prestara atención, ya que o tendía a distraerse o aburrirse al cabo de un rato. Un premio que se ganaría si ponía de su parte. Y, aparentemente, logró funcionar.

A Lee no le agradaba estudiar más de dos noches seguidas, tampoco es que las necesitara, pero follar dos noches seguidas... Esa era una jodida oportunidad. Pera él y para cualquiera que no sea un idiota en rechazar algo así.

En un punto inespecífico, ambos intercambian miradas, son diferentes a otras. La acción ocasiona una sensación en su cuerpo. MinHo tiene los ojos oscuros, brillosos. Está mordiéndose el labio, pero parece no darse cuenta. JiSung le mantuvo la mirada durante un rato prolongado, bastante, en realidad, que le llegó a parecer atractiva y provocadora, y no aguantó más esa actitud.

Retira los dedos prácticamente con molestia, pero «molesto» estaba lejos de describir cómo se sentía —eufórico, quizá—; sin haber tocado, o si quiera visto, a JiSung en toda una semana porque este había decidido pasar lo que quedaba de vacaciones de verano en casa de sus padres. Hubieron mensajes y llamadas, algunas en las que conllevaba meterse la mano en los pantalones, pero, más que eso: Absolutamente nada.

La saliva escurre de su boca, y antes de que este se pase el dorso de la mano, se arrima hasta volver a besarle. Y el beso sirvió para distraerle, para que no notara el momento exacto en que sus dedos se escurrieron por su espalda —más abajo de ella. JiSung reaccionó al instante, contrayéndose y, parando en seco el beso, sólo para apretar los dientes, el aire atascado en la garganta y evitar gritar. No obstante no se pasó mucho a asimilar cuando de inmediato el segundo dedo se unió en el pequeño agujero y, pronto el tercero.