Capítulo 13.

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En donde nada es lo que parece

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En donde nada es lo que parece. 

❝Romper paredes❞

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❝Romper paredes❞.

Correr, ¿Escapar? No, no. Reír, a carcajadas mientras su risa tierna se escucha a mis espaldas, el viento azotándome el rostro y el olor de la lavanda en el aire, llenando mis pulmones a medida que mis pies corrían por el campo sintiendo las plantas rozar mis piernas. Sus brazos me tomaron por detrás, abrazándome, pero me sentía asfixiada, no era él, no olía como él, ese no era él. Un dolor agudo en mi estómago, lágrimas y las risas ahora eran gritos, desesperados, de ayuda, traté de huir, correr, ¿Disfrutar? No, no. Escapar, lejos.

Desperté, sudada en medio de la noche, con el corazón bombeando con desesperación y las manos temblando sin control. El cabello empapado de sudor pegándose a mi frente, incomodando los costados de mi rostro y mis piernas sin contener los espasmos de un mal sueño. El dolor en mi estómago era leve y la sensación del aire faltándome en los pulmones me hizo tomar grandes bocanadas de aire mientras sacaba mi cuerpo de las sabanas de la cama, colocando los pies sobre el suelo frío, buscando algo de alivio que no llegó a mí, abrí la cortina, las ventanas y saqué la cabeza, sintiendo la brisa fría de la madrugada en mi rostro y mis mejillas, enfriándolas, el aire volvió a circular con normalidad y los vestigios de temblores se veían leves en mis manos pálidas.

¿Por qué demonios seguía pasando? ¿Por qué si no tenía el diario ya?

Me toqué el estómago con la mano, sintiendo el dolor punzante en la zona y haciendo una mueca me senté en el marco de la ventana, renuente a volver a las sabanas empapadas de sudor. Dejé la cabeza apoyada en el marco de madera blanca, suspirando con los ojos puestos en el bosque frente a mí; había escogido esa habitación por lo mismo, a Ginebra le daba miedo que su ventana diese a la espesura y oscuridad del bosque, por lo que había escogido la que miraba a la calle y yo, felizmente me había quedado con esta, disfrutando cuando el olor a pino se metía por mi ventana y viendo, algunas noches, como las nubes se mezclaban con las copas de los árboles, fundiéndose con el oscuro color que tenía la noche. El dolor fue cesando poco a poco hasta volverse nada, pero sin darme cuenta habían pasado una considerable cantidad de minutos y yo ya no me encontraba con sueño.

𝐍𝐎𝐒𝐅𝐄𝐑𝐀𝐓𝐔. ━ ENHYPEN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora