Me removí un poco insatisfecho entre las mantas de la cama por la sensación de hostigamiento que me invadía el pecho, buscando entre sueños -quizás- deshacerme de ella.
Carente de éxito, parpadeé consecutivamente antes de soltar un largo bostezo por el sueño que aun se mantenía en mi sistema «O flojera mas bien», cerré unos minutos mis ojos al ser consiente de la súbita luz natural que se filtraba por el balcón -la cual iluminaba la habitación de un extremo a otro- dándole un aire mas cálido y vivo. Suspire por primera vez en el día, rendido al ser consiente de la hora que suponía debía ser «De seguro ya es tarde» medite, haciendo uso de mis codos y antebrazos recargando mi peso para poder reincorporarme, pero por mas que ponía fuerzas, algo me impedía salir de la cama, hastiado por la situación, baje mi mirada, logrando así ser consiente –por fin– de mi pesar mañanero.
Alrededor de mi cintura, descansaba la mano de Nam, su inexpresivo rostro estaba tranquilo, libre de sus características arrugas, luciendo incluso; como el chico hormonal que era, de forma inconsciente sonreí ante las comparaciones de su actual y viejo el, «Pero aun sigue siendo un gruñón» pensé ahogándome la risa al burlarme de el, pero al menos ya no es tan violento.
«El a cambiado», Concluí, retirando mi mano de su cabeza.
Mas abajo de lo que era su rostro, su formado pecho subía y bajaba en un ritmo suave, casi atrayente, si lo penamos bien, es un bonito regalo para empezar el día, buscando no despertarlo de su quinto sueño, trate de quitar su brazo de enzima mío con la mayor delicadeza posible.
Y después de lo que fueron muchos intentos, logre deshacerme de su peso.
«Por esa razón me sentía tan apretando». Pensé, suspirando viendo en dirección de un dormido Nam.
«¿Será que tiene el sueño pesado?». Sonreí al verlo removerse mas entre la cama murmurando cosas inentendibles, abrazando la almohada que antes utilizaba para dormir, «Que lindo» murmure, después de debatirlo por unos segundo, termine negando con una cálida sonrisa en mi rostro.
«No, Lo mejor es dejarlo dormir un poco mas». Termine de reflexionar recorriendo con mi mirada la extensa habitación, peine con mi mano repetidas veces mi cabello, enredándose un par de veces en mi desastrosa cabellera, antes de cumplir un poco mi cometido de aplacarlo. Fruncí el seño al ser consiente de la hora que debía ser. «Aun no hemos comido». pensé y como si mi estomago me escuchara, gruño con fuerza removiendo mis entrañas, sintiendo el calor amontonarse en mis mejillas, gire en dirección de Gwi-Nam buscando no haberlo despertado de una forma tan bochornosa.
Mas tranquilo y despierto, mi mirada callo en la puerta del baño, meditando bien mi siguiente movimiento, quite las frazadas que me cubrían el cuerpo, no sin antes asegurarme de tapar bien a Yoon, aun que no lo pareciera por el fuerte sol que inunda el lugar, el frio aun así se encuentra presente entre las cuatro paredes de la habitación, lo suficiente frio como para lograr que nos diera un resfriado.
Tal vez en otros tiempos o antes de que pasara todo esto, un resfriado no seria nada, quizás calentura, tos y hasta pequeños espasmos, algo tan simple como eso se podría quitar yendo al medico y tomar unas cuantas pastillas, en el peor de los casos tomar reposo y esperar por una dosis de inyecciones.
Pero en estos tiempos de crisis, hasta una simple tos, calentura o lección física, puede significar la muerte.
Aun que la simple palabra parezca una exageración, sin los cuidados o la medicina necesaria, no podríamos tener un seguimiento de la enfermedad, ni una buena forma de manejarla, seria perjudicial.
No quiero ni saber lo que seria tener a alguien menor que nosotros en esta situación.
Los niños o incluso bebés son mas propensos a enfermarse, y necesitan mayor atención.
ESTÁS LEYENDO
"Estamos muertos" Cheong x Gwi-Nam "Entre odio y amor"
Hayran KurguEsta historia se me ocurrió cuando ya estaba por finalizar la serie, cuando Lee cheong san agarro a Yoo Gwi Nam para saltar antes de que el fuego les llegara, se que quizás la idea no era esa, pero mi descabellada cabeza se pinto un cuentecito. La h...