𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 6.

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...

Había caminado mucho tiempo por aquel desierto oscuro que ya empezaba a asustarla, sin poder tener noción del tiempo ni del lugar donde se encontraba, ella solo se dedicó a seguir un rumbo sin destino, esperando encontrar algo o alguien que pudiese darle indicios de qué estaba ocurriendo.

Al subir por una pequeña colina de arena se encontró con una luz brillante proveniente del suelo que apenas la dejaba mirar hacía el frente, rápidamente la curiosidad la invadió y se quiso acercar a ella.

Notó que el cielo que antes se visualizaban tenuez estrellas ahora solo parecían aureolas boreales, solo que sin los colores de las típicas, manteniendose blancas y unidas a aquella luz, le recordaba a un faro de mar.

Siguiendo su rumbo notó a lo lejos la figura de una mujer, más precisamente una niña preadolescente que solo yacía parada frente a la luz.

—¿Hola?— gritó ella, ya que aún no la alcanzaba.

—No te responderá.

Una voz a su lado la hizo sobresaltar, encontrándose con un hombre mucho más grande y alto que ella, de cabello oscuro y largo hasta la altura de sus hombros, y unos brillantes ojos color esmeralda. Notó que tenía cicatrices extrañas bajo sus ojos hasta la altura de sus mejillas, y a su vez, vestía ropas extrañas, como si fuese vieja.

—Es un gusto conocerte—menconó él mirándola con una leve sonrisa en sus labios.

Ella no sabía el por qué, pero deseo acercársele, tocarlo, saber si este era real, pero al caminar hacía él para verlo mejor su vista solo se volvía más nublosa, y a su vez, una calidez en su pecho.

...

Era una mañana hermosa, el sol ya había salido pero el poco frío que había la obligaba a no abrir los ojos, y aún menos a querer salir de la cama.

Solo quedó allí por unos minutos recordando vagamente el sueño que había tenido, un sueño raro que jamás se le hubiese ocurrido tener.

—Oi mocosa— rodó los ojos al escucharlo entrar a su cuarto. —levántate o te arrojaré un balde con agua.

Bufó contra la almohada negando con la cabeza, aún tapada hasta la altura de ella, pero aún estando boca abajo sin poder verlo no esperó la acción de parte de aquel hombre, quitándole las sábanas dejando al descubierto su cuerpo.

No se hubiese hecho problema de ello, pero recordó que solo vestia un remerón color verde agua que a veces usaba para dormir y una diminuta tanga de algodón color negra, y para colmo, al estar boca abajo su camiseta se había levantado hasta la altura de la base baja de su espalda, enseñandole a Levi su pequeña ropa interior y el resto de su cuerpo.

—¡Oye!— se giró rápidamente quitando las colchas de sus manos para volver a taparse.

Se sorprendió que la cara de Levi no se había inmutado ni un poco al ver la desnudez de la mitad de su cuerpo, simplemente alzó una ceja extrañado, para luego volver a quitarle las sábanas de encima, arrojándolas fuera de su cama.

—¿Qué demonios te pasa Levi?— contestó roja del enojo y de la verguenza.

—No me interesa si duermes desnuda o no, sólo levántate y vé a bañarte, vamos a salir— aquello le hizo reir.

𝐏𝐢𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora