𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 16.

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Mia contuvo las lágrimas mientras sentía las manos de Levi curar la herida de su cabeza, ella le había indicado si su herida estaba abierta requeriria puntos, pero él le respondió que no, solo era una magulladura que sanaría pronto. Mientras tomaba su pelo para apartarlo cuidadosamente, uso un algodón para desinfectar la herida y colocarle rifosina, por otra parte, ella solo refregaba su cuello con una esponja con fuerza.

Cuando entraron al depaetamento ella no hablaba, no quería, se sentía sucia, y Levi lo sabía. Preparó la tina de baño mientras la guíaba a este, para luego ayudarla a sacarse la ropa, apresiando la desnudez de su cuerpo.

Hizo un esfuerzo para contenerse de besar cada rincón de su anatomía, de expresarse lo mucho que sentía por ella con cada beso y con cada caricia, queria hqcerla sentir mejor con él, pero solo se concentró en cargarla para luego depositarla en la tina, mientras buscaba el botiquín dispuesto a curarla.

Levi le sacó la esponja de las manos para regañarla, alegando que se iba a lastimar. Este empezó a bañarla para que ella dejara de llorar, empezó por su rostro, lavando cada resto de su maquillaje corrido para luego seguir lavando su cuerpo, recorriendo con la esponja llena de espuma su pecho, su estómago, su cintura y sus piernas, deteniendose para tallar sus pies suavemente, propinandole un masaje.

- No deberías sorprenderte, no es la primera vez que me pasa algo así...

Su voz lo hizo lavantar la mirada para verla, ella juguetaba con sus dedos para luego seguir hablando.

- Una vez cuando volvía de la universidad... alguien quiso propasarse conmigo, si no hubiese sido por Harry que me encontró en el momento justo no sé que pudo haberme pasado

Levi dió un corto suspiro para luego tomar una toalla y así ayudarla a levantarse de la tina, mientras la secaba, pudo notar varios detalles en ella. Tenia lunares cerca de sus pezones, y le parecieron lo más hermoso que haya visto en el cuerpo de una mujer. Pero lo que menos le gustaba era el piercing que traía en su ombligo, algo doloroso a su parecer.

Sus caderas anchas le encantaba, y las disfrutó mas cuando la secó con la toalla para luego pasar a sus piernas. Algunas pequeñas marcas poseía en ellas, tal vez de caídas de niña, pensó.

Una vez lista la ayudó a vestirse para más tarde llevarla a la cama y prepararle un té para que tomase en ella y no sintiera tantos nervios.

- Gracias... -

- ¿Por qué huíste del restaurante? - Mia levantó la mirada para verlo, él aún seguía con su fría y serena mirada, pero sus ojos le demostraban preocupación.

- Lo siento por eso, pero... me afectó lo que dijiste...

- ¿Lo que dije?

- Que volverías a tu tiempo si pudieses...

Levi alzó las cejas al escucharla, ahora entendía la tristeza de sus ojos antes que saliera corriendo del restaurante. Aquello lo hizo sentir mal después de todo.

- No te dejaré mocosa -

- Pero tú dijiste...

- Sé lo que dije - la interrumpió, a la vez que se acercaba para tomarla entre sus brazos y sentarla sobre su regazo - pero no seria capaz de dejarte aquí sola.

Los orbes café de la joven se cristalizaron al punto que ya no podía esconder sus lágrimas, y tampoco sus emociones. Mia sentía que el profundo cariño que había nacido por él ya no se trataba de eso, después de haberla salvado esa noche, solo quería quedarse en ese momento para siempre, siendo abrazada por el. Sin embargo, no lo dudó, lo tomó del rostro y estampó sus labios contra los suyos para unirlos en un tierno beso, lleno de sentimientos y de confort.

𝐏𝐢𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora