Capítulo 8

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NARRA FREY

Estaba muy molesto, todo esto era culpa de Magnar, repitiendo una y otra vez que debíamos confiar en ella, no hacerla sentir presionada, estar ahí y darle su espacio; puras mierdas. Porque él era tan ciego a entender todo esto? Ella no nos cree, esta asustada y hara lo que sea por irse con ese idiota de su amigo.

Mire confundido a Jason, como amigo de la familia desde hace años y verlo tan pegado al chico enano que acompaña a mi luna, por lo que se ve, ese chico es su alma gemela; lo cual es bastante sorprendente, teniendo en cuenta que el lleva su búsqueda el mismo tiempo que Magnar y yo. Estaba detrás de Magnar, mirando la espalda descubierta de Casandra en ese vestido que le di para la inauguración del hotel.

–No me sorprende realmente, pero te agradezco por conseguir mi pequeño regalito. –Dije mientras soltaba un suspiro, dejando mi mirada en el suelo mientras soltaba una risa corta.

–Por favor, señor suelte a mi amigo, él no tiene la culpa de nada... lo prometo. – Escuche decir a mi luna, veía su espalda temblando por la tenue luz de los faroles de este pueblo abandonado que había hecho . –Magnar, por favor, él no tiene nada que ver, te prometo no volver a huir si lo dejas...

–Cassie, no digas nada. –Dijo el moreno mientras soltaba pequeñas lágrimas; ¿por qué los mundanos se ven tan miserables? dan tanta pena.

–Lo siento mucho luna, pero de ahora en adelante, ni Magnar ni Frey pueden negarme lo que es mío por derecho de existencia. Este... –Tomo el rostro tembloroso del chico y escuche su risa ronca. – Hermoso mundano, tiene cosas que solucionar conmigo.

–Lo estás asustando Jason. –Solté con una risa mientras me daba la vuelta y empezaba a caminar hacia el auto, aún tenía cosas que hacer en el hotel y no creo que vayamos a ir a casa hoy. –Vámonos Magnar, tenemos una reunión con Mikhailov y este incidente ya nos retrasó lo suficiente. Jason, llévate al chico al hotel, no quiero más sorpresas así que trata de evitar que los demás se den cuenta de este problema, tuve suficiente para esta noche.








Magnar se había ido con Casandra, necesitaba hablar con ella antes de entrar a la reunión que tenía con esos idiotas, pensó que simplemente con la carta que habían enviado luego de la masacre en la aldea de su manada iba a ser suficiente, la respuesta de los demonios que necesariamente tenía que ser en persona... esto no me daba un lindo panorama. Abrí la puerta de mi oficina y sonreí de manera agradable a las personas que tenía justo frente a mi.

–Señor Mikhailov, es un placer tenerlo acá a usted y a su hija, lamento que no haya sido en las condiciones apropiadas, pero sabe que tenemos que solucionar este asunto lo más pronto posible. –Me senté en el sillón del escritorio antes de enfocarme completamente en ambos peliblancos, sus ojos azules mirando cada uno de mis movimientos.

Amaba eso.

–Lo entendemos señor Nikolaisen, no éramos conscientes de lo ocurrido hasta el comunicado que se nos ha enviado. –Hablo el gran hombre sentado en mi sillón de cuero, mientras jugaba con sus manos; de verdad que estaba tratando de ignorar la mirada de Aleshka sobre mi. –Hemos tenido problemas en nuestras fronteras en cuanto a los grupos de manifestantes a favor de Anastasia, cada vez se esta haciendo mas complicado defender la tierra de las arpías y los desertores demoníacos...

–Pero es tu tierra, no es mi problema lo que ocurra en tus terrenos, me importa el hecho de que mataron a más de 30 mujeres lobos de mi manada. –Dije fuertemente, supe en ese momento que mis ojos habían cambiado su color, este tema me estaba desquiciando.

Nikolaisen: El Deseo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora