Capítulo 3

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Podía ver a mi luna acostada en la parte de atrás del auto, dormida en el asiento trasero junto a ese niño que estaba junto a ella, estaría dormida por al menos 6 horas, ningún humano puede aguantar las feromonas que soltamos Frey y yo en la salid...

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Podía ver a mi luna acostada en la parte de atrás del auto, dormida en el asiento trasero junto a ese niño que estaba junto a ella, estaría dormida por al menos 6 horas, ningún humano puede aguantar las feromonas que soltamos Frey y yo en la salida del aeropuerto; aunque el pelinegro puso resistencia para traer al chico, seria bastante estúpido dejar a ese niño a fin de cuentas seria un testigo y no quiero perder el tiempo ahora que mi luna esta junto a mi, aunque tuve que noquearlo para lograr que no grite, detalles. Estábamos en un silencio bastante incomodo, escuchando la respiración de la morena que sentía que me iba a volver loco, su olor me estaba matando, me sentía sofocado, pero no quería alejarme jamás de ese olor de sandía con pintura, son mis olores favoritos de hoy hasta el día de mi muerte, que no será en un futuro cercano.

—Tenemos que hablar de esto. —Dije, mirando aún a la morena por el pequeño espejo del auto.

—Justo ahora no tengo ganas para esta discusión.

—¿No quieres discutir el hecho de que tengamos la misma alma gemela? No me vengas con mentiras Frey, sé exactamente como eres. —Suspiré con fuerza, tratando de ignorar el olor de la chica, sumándole la actitud de mi hermano sentía que todo esto me iba a matar.

—Estoy tratando de entender esto ¿sí?. —Deja de mirar el camino un segundo para voltear hacia mí; en ese momento, supe que mi hermano de verdad se sentía afectado por la situación, toda su aura transmitía confusión y rabia, pero a la vez podía ver en él ese sentimiento de calma y amor, todo esto debió a ella. —Estas cosas solo pasaban en los libros de historia antigua de la licantropía, hoy en día esto no es normal Magnar, ¿Con quien mierda vamos a ver que pasa? Ni la bruja de nuestra manada es tan vieja como para saber lo que sucede.

—Pero eres consciente de que estas cosas pasan Frey, somos conscientes de que esto es posible.—Voltee a ver la ciudad por la ventana, ya estábamos llegando a la zona de altos recursos, se podía ver por el cambio de aires que se dieron, pasamos de una ciudad común a tiendas de colores blancos, autos caros y personas vestidas de gala. —No deberías tener miedo.

Un silencio se instauró en el auto, las respiraciones de mi luna y su amigo se escuchaban bastante bajo. Era probable que el chico se levantará primero, mi luna aún está muy sensible.

En parte, no culpo a Frey por cómo se siente, porque en el fondo yo también tengo miedo.

Ella es nuestra mate, nuestra luna y es humana; no sería tarea fácil y tampoco creo tener la paciencia para ello.

No puedo creer que tenga que compartirla con el imbécil de Loki. —Expresa Klaus con rabia. —¿Por qué la Diosa nos da las batallas más difíciles? ¡Ya me canse de ser tu mejor guerrero!

—¿Podrías dejar la ridiculez? Agradece que tenemos una luna al fin luego de tantos años donde solo te quejabas de que estuviera con cualquier mujer; pues adivina, ya no habrán más. —Exclame.

Nikolaisen: El Deseo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora