Capítulo 9

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Narra Casandra


¿Ya no era costumbre de esta gente atraparme y encerrarme? Jodamos a Cass, ese era su lema no oficial.

 Estaba sentada en el suelo de alguna de las habitaciones del hotel, tomando una botella de algo que se ve más caro que mi casa mientras escuchaba de fondo la música y el bullicio de la gente, junto a sus risitas hipócritas y esos ojitos juzgadores... No quería bajar allí otra vez, al menos Magnar no me obligó a hacerlo.

El líquido bajando por mi garganta, tan amargo que creía que iba a vomitar ¿Cómo la gente se toma estas cosas? Al menos eso era un indicio de que me haría algo, o tal vez solo estoy tomándome una cosa asquerosa gratis. Me dolía la cabeza, los pies y sobre todas las cosas y factores externos, estaba preocupada por Luis ¿Pasaría el mismo destino que tengo yo en estos momentos de mi vida?

—Vaya mierda. —Susurro bajito, tratando de aguantar las ganas de llorar, pero la verdad es que sentía como todo me estaba consumiendo tan fácil; mis lágrimas salieron silenciosamente, probablemente mi maquillaje se fue a la mierda.

Mi única meta en ese momento era beber y tratar de olvidar al menos por unos minutos que estaba en otro país, no estaba en el dormitorio de la universidad, tampoco estaba con Luis, con mi mamá, atrapada con dos locos que al parecer son mitad perro; esta mierda me supera. Me sobresalto al escuchar unos ligeros toques en la puerta.

—Casandra, soy Frey.

—No te pienso abrir la puerta. —Respondí con fastidio, mientras arrastraba un poco las palabras... Está mierda si que golpea fuerte.

Nos quedamos en un silencio durante unos momentos hasta que sentí como sonaba la puerta ligeramente, como si se recostaran en ella.

—No esperaba que lo hicieras. — Tomé la botella de vino y me acerque a la puerta, recostándome en esta para así evitar que lo abriera.—Solo quería decirte que... Se que no me he presentado a ti de manera correcta, como es debido.

—No secuestra a alguien en primer lugar.

—Tuvimos que crear sobre la marcha.

—Impresionante, así que eso fue. —Hablé simplemente antes de tomar otro trago, mirando la cama y sus pequeños detalles bordó... Tal vez sea Vinotinto. — ¿La cama es bordó o Vinotinto?

—Creo que son el mismo color, pero es Vinotinto Cass. — Una risa decoró su oración, mientras yo no dejaba de ver los detalles de esta. —Yo mismo lo elegí.

—Si tú lo elegiste, ¿Cómo no vas a saber la diferencia entre un color bordo y un Vinotinto? No tiene mucho sentido para mí.

Una carcajada alta fue lo que decoró el pasillo de las habitaciones, ¡Frey se estaba riendo de mí!

—Tal vez deberías dejar de beber, hasta aquí se huele el vino tirado en el suelo del cuarto. — ¿Cómo mierda sabe que se me cayó? —Puedo olerlo hasta aquí.

Me quede en silencio tratando de aguantar la risa, me sentía en otra onda, pero si note algo que no había pasado con anterioridad: Esta era mi primera conversación decente con Frey.


Narra Luis


Por alguna razón habíamos terminado en el bar de la fiesta, era muy confuso estar un momento huyendo por tu vida y ahora estar tomando licor con una persona que te proclamo como su propiedad. Le pidió al mesero otra copa de champagne y suspiro.

— Entiendo que no lo es fácil para ti, así que puedes hacerme todas las preguntas que quieras. — Fruncí el ceño y llevé mi mano a mi cabeza. — Eres muy lindo, me gustan tus ojos.

Quede inmovil por un segundo y desvié mi mirada tratando de ocultar el rubor que invade mi rostro, el cual se hizo más fuerte debido a su risa que escuchaba a mi lado.

— Primero y principal, ¿Quiénes son ellos y por qué quieren a mi amiga?

Señale sin pudor al hombre rubio que hablaba con la gente, mismo hombre que nos tenía a Casandra y a mi encerrados en su hogar.

— Ese hombre es el líder de nuestra raza, Magnar Nikolaisen es el rey de los licántropos desde hace más de 100 años y contando, hijo primero de los antiguos reyes Aleksander y Yulene Nikolaisen, nacido en sangre y criado en la agonía de la guerra civil licántropa, o algo así dicen los libros. — Lo vi tomar de su copa sin dejar de mirarme, lo cual me hizo sentir un poco incómodo. — Ha sido mi amigo desde que éramos niños, pero respondiendo tu pregunta.

Recibí mi pedido del mesero y me mantuve atento a él, detallando con cuidado sus cejas que por alguna razón le daban una forma más seria a su cara.

— Casandra es la pareja de Magnar y Frey, ambos son soberanos de nuestra especie lo cual lo hace más complicado. Una alma gemela es como la mitad de ti, tu complemento y tu razón de vivir yace en esta persona. Han estado buscando su alma gemela desde jóvenes y ha pasado ya bastante tiempo, encontrarla no es solo algo de capricho, es un antes y un después en la monarquía de los licántropos, le han exigido a Magnar una reina desde hace unos años y esto ayudaría a aliviar el conflicto con el consejo. Nuestra alma gemela nos ayuda a ser más fuertes, nos llena de poder y nos brinda la energía vital que se necesitaba y la reacción es tan fuerte que nos hace imposible no tener contacto con tu alma gemela, eso eres tú para mi.

Sentí su mano en el rostro lo cual me hizo quedarme tieso, haciendo que tiemble un poco mientras su dedo acariciaba con delicadeza mi mejilla.

— Pero yo no te voy a apurar, entiendo que todo esto es muy fuerte para ti y quiero conocerte primero, al menos dime algo, soy tu tipo? — Preguntó irónico y yo sin poder evitarlo solté una pequeña risa.

— Si querías preguntarme si soy gay, solo tenias que decirlo.

— Oye, no quería que fuera incómodo, aunque si me preguntas, tú eres mi tipo. — dijo él con una sonrisa que sin duda era real.

No respondí nada en ese momento, pero si, él también era mi tipo.


Narra Frey

— Entonces te gusta enseñar? Eso es lindo, por que te sentiste atraída a esto en primer lugar?

Pregunte a través de la puerta, estaba tirado delante de la puerta de su habitación, escuchando como balbuceaba debido al alcohol.

— No lo se, un dia de clases de inglés a unos niños en mi escuela porque el profesor no asistió y simplemente me enamore de la literatura, los idiomas, pero ese día me enamore de la enseñanza. — Escuche como decía bajito, sonreí y empecé a jugar con las líneas del piso de madera oscura. — Los jóvenes son el futuro del país y merecen una buena educación.

— Jamás podría estar más de acuerdo.

— Claro, tendrias que ser un idiota para no estarlo.

Solté una estruendosa carcajada que resonó en todo el lugar, tapando mi boca para evitar la risa que saldría de mi: que mujer tan elocuente.

— ¿Sabes? En parte estoy asustada por todo esto, pero lo que más me afecta es pensar que no me voy a poder graduar... graduarme e ha sido lo más importante para mi, nadie de mi familia había podido ir a la universidad y todos ellos me apoyaron cuando entre a estudiar, aun si me llene hasta el cuello con un préstamo estudiantil que tendré que pagar en 20 años, es importante y pensar que ahora no podre hacer eso... me hace sentir que los estoy decepcionando a todos. — Mi risa se había esfumado rápidamente y una incomodidad se fue a mi pecho, en ese momento mi pecho se llenó de una culpa impresionante.

Nos quedamos en un silencio incómodo por al menos unos 2 minutos, hasta que escuché un pequeño sollozo a través de la puerta, creando un vacío en mi cuerpo que pensé que jamás volvería a sentir. Suspire y sostuve mi pecho con una mano, tratando de aliviar el dolor que sentía.

—Todo va a cambiar Casandra, solo espera, no te vamos a negar cosas así pero tenemos que establecer algo porque aunque suene cruel, no puedo dejarte ir, yo no podría vivir mi vida sin verte cada día o sin escuchar tu voz... te he buscado tanto que te querré aunque tu me odies a muerte, pero confía en mi en una cosa Casandra, no te voy a dejar ser una presa con nosotros. 


Nikolaisen: El Deseo de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora