Capitulo X

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Esa noche llegue a mi casa, me encerré en el cuarto, me acosté en la cama y con una pelota de tenis la lanzaba hacia el techo y la hacía regresar. Mientras pensaba una y otra vez en esa afirmación, Porque se lo dije? porque con ella me comporto de esa manera? será que no le desagrado? muchas preguntas en mi cabeza que no podía responder.

Durante la semana me propuse ser yo el que tomara el control y la iniciativa de la próxima sesión, pase horas en internet buscando juegos psicológicos para demostrarle que puedo ser alguien que lleve las riendas. Salí y compre unas cosas y ese día llegue más temprano a la facultad, quería demostrarle que me importaba mucho la próxima sesión. Le pregunte a mis compañeros si la habían visto y me dijeron que estaba en la cafetería; Estaba sentada conversando con unas amigas y de pronto un repartidor llego.

-Disculpe, tengo una entrega para usted, podría firmar aquí. Dijo el repartidor.

Ella tomo el pequeño paquete y de allí salió un Walkietakie.

Yo odio a los hombres que llaman a una chica que no les dio su número, así que no te estoy llamando, Cambio! se me escucho hablar por el Walkietakie.

Ella respondió:

-Prefieres copiar la escena de una película, eso es más original.

Con una risa entre mis dientes dije:

- si copio el 30 % no es copia y olvidaste decir cambio, cambio!

Sus amigas morían de la risa y ella en cómplice respondió:

- Espero que no estés haciendo esto para cancelar nuestra sesión después de salir corriendo la última vez.

Le dije: -Pues precisamente por eso te busque, no quiero cancelar pero quiero hacerlo a mi manera, estas libre el fin de semana completo?

Respondió que sí, a lo que seguí diciendo: que lastima porque yo no (mientras sonreía), hablando enserio, te recogeré el viernes y no regresaremos hasta el domingo así que prepárate y bienvenida al Campamento Psicológico: la Maldición del Perla.

Automáticamente el repartidor le pide que firme para entregarle otro paquete, donde habían lentes de sol, vestidos de baño, arnés y cosas de escalar, velas aromáticas, libretas de apuntes, y un pequeño huevo pintado en forma de un bebe, una nota que decía un pequeño acertijo.

"un hombre es un enigma, una mujer es un tesoro, si un hombre su propio enigma descifra, el tesoro de una mujer no perdería. Por eso te pido que me ayudes en este experimento las llaves de este enigma que son un misterio y te prometo que si lo logramos, navegare por los 7 mares y tu tesoro encontrarlo".

Sus amigas la cuestionaban como un interrogatorio policiaco, pero ella no hablo nada de lo que había pasado entre nosotros. lo único que dijo fue que al verme en la primera cita se había sorprendido de la fuerte atracción que había y ahora al ver que me había tomado el tiempo para preparar esto, seguía sorprendiéndola más. Que esos son apuntes claves para nuestras sesiones y conocer esa parte de mí le haría poder detectar en que me iba a ayudar.

SátiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora