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—¿Podemos comprar una patineta? —la pregunta tomó a Kite desprevenido, muy raras ocasiones Gon pedía algo. Normalmente cuando pasaba se trataba de algo único.
—Claro. —sonrió para acariciar el cabello azabache. —¿A qué viene que quieras una?
Ahora que estaba al lado del joven de ojos almendrados empezaría desde cero, cambiaría la mayoría de las cosas como anteriormente las realizaba. Una de ellas comenzaba con prestarle atención con quienes se juntaba, cualquiera que quisiera lastimarlo las pagaría caro.
—Bueno... —el nerviosismo era evidente en el moreno. —Estoy aprendiendo con un amigo.
—Ya veo. Es algo peligroso, puedes lastimarte. —su lado maternal no pudo evitar salir a flote. Empezaba a imaginar escenarios donde Gon podría salir con heridas. ¡Peor aún, con un morado o raspón!
—Lo sé, tendré cuidado. ¡No tienes que preocuparte!
La sonrisa que le brindó hizo que Kite suspirara derrotado. Debía compensar su ausencia, aunque sus temores se presentaran en su cabeza.
—De acuerdo. Vamos a buscar una, además de un casco y unas tobilleras. No está de más.
—¡Kite! ¡Ya no tengo cinco años!
A pesar de sus palabras no evitó que el peliblanco hiciera de las suyas. Inmediatamente lo primero que buscó fue lo mencionado antes de entrar a una tienda tras revisar en varias diferentes precios. Gon mantuvo un gesto avergonzado al ver a las chicas encargadas sonreírle ante la escena que presenciaban.
Consiguieron una verde bastante simple, junto con el kit de emergencias que Kite estaba afanado en adquirir.
Justo saliendo del local notó a la una joven de cabellos oscuros y mirada brillante.
—¡Alluka! ¡Hace mucho que no te veía! —logró escuchar.
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—¡Hermano, hermano! ¡Mira! ¡Esta mariposa se parece a la que tiene mi vestido!
Los ojos brillantes azules veían a su hermano señalando al insecto que volaba hasta quedarse en una flor.
