—michael, por favor para.
val se encontraba sentada en una silla, con la cabeza sobre la mesa. sus manos y sus piernas temblaban. mike caminaba de aquí a allá silenciosa y lentamente. los operativos habían fallado en encontrar la casa correcta tres veces. ya iban ocho días de encierro para val.
—quiero que me escuches con cuidado —dijo a su oído.
—mike, respóndeme algo. ¿qué es lo que quieres?
se calló.
la miró.
sonrió.
—juntos. hasta la muerte. ¿lo entiendes?
matarla. iba a matarla a ella, y luego a él mismo.