—¡¿ves lo que me haces hacer, val?!
val ya no sentía miedo, sentía odio, rabia.
—nunca te amaré. ni muerta ni viva. haz lo que quieras, michael —dejó caer los brazos a los costados de su cuerpo, y continuó con una voz serena y profunda. —yo ya me rendí.
—¿qué dices?
—lo que oíste. mátame, descuartízame, no lo sé, haz lo que se te ocurra, me da lo mismo ya, mike. estás completamente loco, ¿lo entiendes? mataste a dos personas, me tienes aquí secuestrada, toda la policía te está buscando, ¿y todo por qué? por caprichos. caprichos estúpidos. créeme que intento entender la raíz de toda tu maldita demencia, pero no lo entiendo. calum creció sin una madre, la mataron en un asalto, y que yo sepa, no anda por ahí secuestrando gente y matando. no sé que te haya llevado a esto, pero yo digo basta.
—pero... val... tú me amas, ¿no?
—no. no lo hago.
michael guardó silencio. su ceño se frunció de a poco y su cara se transformó.
—si tú no me amas no tengo nada por qué vivir.
—no es asunto mío.
michael sacó un arma de sus pantalones. apuntó a val.
—¿así quieres que termine todo, val?
—así terminaría desde un principio.
—te amo.
—déjame ir si así lo haces.
michael contenía su llanto, apretando la mandíbula y uniendo las cejas.
—¡no, no, no!
jaló el gatillo y le disparó a val en el hombro.
ella cayó al suelo con un grito ahogado. la sangre comenzó a brotar de su cuerpo y de repente alguien tiró la puerta abajo.
—¡policía, deténgase!
—¡¿val?! ¡¿me oyes?! ¡perdóname, por favor perdóname! ¡te amo, te amo val!
michael se agachó al suelo y sostuvo la cabeza de val.
—queda detenido por...
—¡está perdiendo mucha sangre, por favor ayúdenla!
michael lloraba como un niño, mientras acariciaba el cabello de ella.
—papá... está cerrando los ojos.
—llamen a una ambulancia.
—¿m-michael? —dijo muy débilmente val.
—lo lamento, val, lo lamento, lo lamento —tomó sus manos en las de él, y comenzó a besarlas mientras las lágrimas no cesaban.
—shh, tranquilo. te... te perdono.
y sus manos cayeron. y su corazón se detuvo. y ella murió.