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| Ella baila con el campo |

____ T.

Mis ojos se niegan a abrir, siento mi cuerpo pesado, sin fuerza alguna de poderme mover.
Mi garganta duele de lo seca que está, necesito agua rápidamente. Mi mejilla izquierda duele mucho, siento un cosquilleo invadirla.

Con mucho esfuerzo logró abrir mis ojos, la luz cegadora me hace volverlos a cerrar por unos instantes.
Me incorporo con dolor sobre donde estaba, no era mi casa, más bien, no sabia en donde me encontraba.
Con temor intenté colocarme de pie, pero caí al momento. Los recuerdos comienzan a atormentar mi mente; gritos, sangre, criatura aterradora, más sangre.
Tsutako-neesan, mi último recuerdo fue de ella quitando a la horrible criatura de mi, aquel ser estuvo a punto de morder mi cuello... Giyuu, ¿dónde está mi hermanito?

Intento volverme a parar, cuando lo logró, me sostengo de las paredes. En la habitación donde me encontraba, había una gran espejo apoyado en una de las paredes. Camino a paso lento hasta el, mis piernas dueles y mi abdomen también; al estar frente al espejo, ahogo un grito al verme, mi cara palida, mi cabello alborotado y a simple vista se nota enredado... Pero lo que más destacaba, era la gran herida que abarcaba toda mi mejilla izquierda, un corte recto y profundo, lo más seguro es que dejaría una gran cicatriz bastante notoria.

- Giyuu... - tengo miedo, no se donde estoy, solo quiero que mi hermano me tome en brazos y me tranquilice como solo el sabe hacerlo.

Tengo que salir de este lugar, no se que fue de aquel aterrador monstruo. ¿Acaso me secuestro? ¿La casa donde estoy es de esa cosa? Mi mente divagaba en muchas preguntas, todas solo hacían que el miedo creciera aún más en mi, mis ojos comenzaron a picar, las lágrimas me amenazaban con salir en cualquier momento.

Abro la puerta y como puedo empiezo a correr en busca de una salida. La casa es grande y tiene pinta de ser muy antigua, al igual que los muebles y decoraciones.
Divisó una puerta abierta que deja vista a un gran campo de arroz y trigo, no lo pienso dos veces y corro hasta ahí. Al salir, el aire golpe mi rostro, causandome una mueca por el dolor de mi mejilla.

- Si yo fuera tu, no correría con el estado en el que estás... Descuida, estás a salvo aquí.

Una voz femenina y algo rasposa captó mi atención. Una mujer de avanzada edad estaba sentada en una mecedora que se encontraba al lado de la entrada de la casa, de tan rápido que salí, ni cuenta de su presencia me di.

- ¿A salvo? Usted... ¿Quien es? ¿Sabe donde estoy? ¿Sabe donde están mis hermanos? - Tsutako-neesan me enseñó a no hablar nunca con desconocidos, pero ahora solo necesitaba respuestas.

- Son muchas preguntas linda. Mi nombre es Yuko y estás en mi casa, ¿cuál es tu nombre pequeña?

Yuko... No parecía alguien a quien tenerle miedo, al contrario, era una viejita muy tierna.

- _____... Porfavor, ayúdeme a encontrar an mis hermanos, ellos seguramente estan muy preocupados por mi. - en todo el rato, la abuelita no me había volteado a ver, hasta ahora, su mirada era indescriptible.

- Te encontré dentro de una casa llena de sangre, tenías poco pulso y la herida en tu mejilla con una hemorragia que necesitaba ser atendida. A tu lado había una mujer, supongo que era era tu hermana...

- ¡Tsutako-neesan! Que alivio... ¿Ella también está aquí? Necesito verla, seguro está enojada por no haberla ido a ver.

La abuelita me veía con intensidad, eso era... Raro.

𝐆𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐠𝐮𝐚 - Kimetsu No Yaiba Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora