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| Prueba final |

Narración omnisciente:

La cálida mañana reinaba en los cielos de Japón. Para los cazadores y demás empleados de la organización que no fueran frecuentes al área cercana de la finca de la llama, el calor proveniente de ahí, era como entrar al mismo infierno. Claro que para _____ ya era normal y, hasta cierto punto, cálido.

Los rayos del sol entrando por su ventana, fueron los causantes del esfumo de su sueño, obligándola a empezar sus actividades aunque su corazón y cuerpo se negaran.

Doblando su futon y guardandolo en el armarío, camino hasta el baño donde su uniforme y haori ya hacían doblados y limpios.
El agua caía por su cara, cabello y descendía hasta mojar todo su cuerpo. Las lágrimas se mezclaban con el agua, siendo una rutina muy normal para ella llorar mientras los recuerdos del pasado la azotaban sin remordimiento.

Regresando a su habitación, cambió su vestimenta por su uniforme, cepillando su largo cabello negro y peinandolo tan solo con dos mechones sujetado en la parte trasera de su cabeza.
Su mirada en el espejo no reflejaba más que asco, aquella cicatriz en su mejilla era tan llamativa que hasta el verse ella misma, era lo primero que llamaba su atención. Larga y  gruesa. Antes de huir del pueblo junto a Kyojuro, hombres la habían insultado y recalcado lo fea que era teniendo esa marca.

Incluso EL la vio con horror.

Olvidando sus penas salió de su habitación con dirección a la cocina, donde el delicioso aroma a café y galletas inundó su nariz. De espaldas, Senjuro quitaba la tetera del fuego, comenzando a servir el líquido en pequeñas tazas con decoración de llamas.

- Huele delicioso. Gracias nuevamente por el desayuno, Senjuro. - tomo asiento mientras veía al menor pegar un respingo al no escucharla llegar.

- Al igual que mi hermano, jamás puedo escuchar o sentir cuando llegas. Un día de estos le causarás un infarto a alguien, _____. - la risa de ella fue su única respuesta, cosa que no le sorprendia.

- Bueno pequeño Senjuro, una de las características de los Pilares y sus Tsugokus es no hacer ruido a la hora de caminar he inclusive correr. Eso es lo que nos da ventaja ante los demonios. - con una sonrisa agradeció la taza de café que Senjuro le ofrecía.

- En ocasiones... Me gustaría haber podido suplir a mi hermano, pero se que dejó su cargo en buenas manos, yo mismo fui testigo de como te continuas esforzando y dedicando a llevar nuestra respiración en alto. Gracias ______.

El chico podía llegarla a poner muy sentimental, no sabía si por sus palabras o por su tierna cara.

- Kyojuro me libero de mi soledad, junto contigo me regresaron esa calidez que creí nunca volver a sentír, enorgullecerlos es lo menos que puedo hacer, así que, no agradezcas. - la sonrisa del menor se agrandó, se sentía en paz.

Unas pisadas pesadas hicieron eco desde el pasillo, las cuales se escuchaban acercarse cada vez más a la cocina, preocupando a Senjuro por saber de quien se trataba y poniendo alerta a ____.

La puerta de la cocina fue abierta de un tirón, dejando ver a un crudo Shinguro recargado sobre el marco de esta.

- B-buenos días padre... ¿Desayunaras algo?

La mirada del mayor de los Rengoku estaba fija en _____, no era una mirada de odio, pero tampoco era de amabilidad. Más bien, parecía estar juzgandola, analizándo cada detalle de su cara.

- No eres nada parecida a nosotros. Contigo se rompe el legado de los Rengoku y la respiración de la flama, valiente hijo que tuve. - con desprecio solto la última frase, haciendo que Senjuro se encogiera en su lugar por la importancia.

𝐆𝐨𝐭𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐠𝐮𝐚 - Kimetsu No Yaiba Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora