Extra|Bebés

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Hay una leyenda que habla sobre la ley de la cantidad de desgracias, alegando que una persona al nacer tiene una cantidad definida de desgracias que va a tener que soportar antes de obtener su plena y total felicidad.

Taehyung solía ser muy creyente en ese tipo de historias, por lo que asumía que la cantidad de desgracias de su vida había sido finalizado y por fin podría ser plenamente feliz.

Dos años habían pasado desde su regreso con Jungkook y realmente se sentía de maravilla, todo era tan brillante y alegre que los aires de positivismo invadían su cuerpo cada día.

Ambos se habían graduado y pronto habían conseguido trabajo. Se mudó junto a Jungkook a su departamento, empezando juntos una nueva etapa, una nueva vida.

Por eso, creía firmemente que sus desgracias y las de Jungkook habían concluido hace ya un tiempo.

Lo confirmó aquel veinticinco de agosto.
Regresaba al departamento con una sonrisa brillante en su rostro y un cosquilleo en su panza, tan intenso y mágico.

Abrió la puerta con su llave, encontrándose a Jungkook trabajando en la sala. Tenía un lapicero moviendose entre sus dedos, mientras él leía atentamente lo que asumía era el guión de algún comercial o película.

Cerró la puerta, dejándola resonar para llamar la atención de Jungkook. Mismo que no más escuchó aquello, saltó del sofá, mirando directamente hasta él.

— Amor...

Ignoró al menor, mientras sacaba sus zapatos para dejarlos a lado de la puerta.

— Tae...

Últimamente, estuvo teniendo un par de síntomas bastante sospechosos. Su humor estaba muy cambiante y sus sensaciones demasido volátiles, al punto de que esa mañana se enfadó con Jungkook por no comer todo el desayuno al estar tarde para una cita de trabajo.

Él entendía, en serio entendía, muchas veces también se iba después de comer dos bocados a su comida debido a la tardanza, pero estaba tan emocional, que ese día decidió hacerle un lindo desayuno a su pareja, mismo que este agradeció tan dulce como siempre, pero apenas y lo pudo comer.

No estaba enojado con él específicamente, le enojó la situación, pero el enojo sólo duro hasta que Jungkook se fue demostrando tristeza y frustración en su mirada, pues después de que este cerrara la puerta, se sentó en el sofá a llorar.

Después de eso, tomó la decisión definitiva de ir a realizarse los exámenes que estaba anticipado hace ya varias semanas, pues tenía una pequeña sensación de miedo al recordar momentos ya vividos en su pasado.

— Príncipe...

Jungkook lucía preocupado, desde que se fue en la mañana ha estado pensado en la actitud de Taehyung esos ultimos días, preocupándose ante lo volátiles que estaban siendo sus emociones.

Tenía miedo de lo que eso pudiese significar y que su novio simplemente estuviese cansado de su relación

— ¿Mm?

— ¿Está... está todo bien?

— Depende — se limitó a decir, sintiendo que ese hermoso cosquilleo en su barriga se combinaba con el sentimiento de vértigo que el pensar en recibir una mala reacción por parte de él le generaba.

— ¿Depende? — lo miró confundido, siguiéndolo con la mirada mientras él se adentraba en el departamento.

Estaba preocupado, Taehyung no solía ser así, ni siquiera cuando estaba en sus ciclos, de hecho esos días eran los mejores, pues su novio se la pasaba buscando su contacto, volviéndose tan cariñoso y expresivo, aparte de que su deseo se volvía mayor e insaciable.

Sunglasses ↬ Kookv AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora