La emoción en sus rostros se hizo presente desde el momento en el que se les aviso del viaje. De todas formas, ¿Eran vacaciones no? Tenían que aprovechar el tiempo al máximo. Y la mejor manera de hacerlo, era divirtiéndose en un lugar en el que la libertad las alcanzara.
Faila sonreía, mientras lo observaba todo con emoción. Siempre había sido una chica que le gustaba guardar la calma ante todo, pero en ese momento ni siquiera ella podía contener su alegría.
- Sera mejor que se apresuren, se nos hace tarde - Dijo abriendo la puerta trasera de la camioneta negra que se encontraba frente a ella.
- Cálmate Faila, ya vamos - Habló su hermana menor Ailen. Mientras colocaba dos maletas enormes, dentro.
- Niñas, ayuden a sus hermanos - Se escuchó la voz de su padre por entre las demás. He inmediatamente, acataron las indicaciones, tomando las cosas que dos niños traían en sus brazos.
- Los hombres deberían ayudar a las mujeres, no al revés
- Pero Ailen, recuerda que ellos aun no son hombres - Bromeó Faila, despeinando levemente el cabello del chiquillo a su lado.
- Yo si lo soy - Se levanto en una silla un niño, un poco más alto que el anterior y toco su pecho.
- Sí, claro... claro que sí Rafael - Ironizo Ailen sin siquiera mirarlo.
- Ya dejen de pelear y suban al auto. Nos vamos - Una mujer de unos 37 años, apareció de repente.
- ¡Al fin! - Gritó el niño más pequeño, corriendo hacia la puerta.
- No vayas a obligarme a dejarte aquí - Advirtió aquella mujer, mirándolo fijamente. El niño sonrió mostrando sus dientes, y subió. Seguido por su hermano.
El viaje comenzó tranquilo y como cualquier otro. Los árboles pasaban, uno tras el otro. La civilización había quedado atrás.
Pasaron aproximadamente dos horas en el auto. Pero finalmente habían llegado.
- Bienvenidos chicos - Una voz suave, los saco a todos de sus pensamientos, dándose cuenta de que aun no se habían bajado del vehículo.
- ¡Abuela! - Gritó Ailen bajando a toda prisa, encontrándose con los brazos de aquella señora.
- Niñas... tanto tiempo sin verlas, me alegra que estén aquí. - Dijo la mujer mirándolas a ambas.
- Esteban, Rafael, lleven sus cosas adentro
- Está bien mamá... ¿Y ellas? - Pregunto uno de ellos, señalando a las chicas mayores.
- No pequeño, ellas no se quedaran aquí - La anciana habló. Dejando a las chicas totalmente sorprendidas.
- ¿Por qué no? - Preguntó Ailen mirándola fijamente.
- Bueno verán.. - Su madre comenzó, pero fue interrumpida por un sonido a sus espaldas.
- Oigan... ¿Les molestaría ayudarnos? - Las miradas de todos se voltearon, para así poder identificar de donde provenía aquella voz. Pero solo se encontraron, con una enorme maleta negra, que parecía moverse por sí misma.
- ¿Naurend?... ¿Eres tú? - Sonrió Falia, mirándola con curiosidad.
- ¿A quién le importa? ¡Ayuden! - Segundos después de haber dicho aquellas palabras, se enredo en sus propios pies, logrando que se desequilibrará y cayera sobre la maleta.
- ¿Te encuentras bien? - Preguntó la madre de aquellas chicas, mirándola asustada.
- No - Respondió con sencillez
- No le hagas caso mamá - Dijo Ailen, caminando hasta donde se encontraba aquella chica.
- Deberías tener más cuidado - Reprochó una voz a sus espaldas.
- Gracias Lindsey, lo tendré en cuenta - Ironizó Naurend, mientras era ayudada por Ailen a ponerse de pie.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? - Preguntó Faila
- Gracias, a nosotras también nos alegra verte
- Deja tu sarcasmo Naurend. Bueno, respondiendo a tú pregunta, en realidad no lo sabemos, solo nos dijeron que empacáramos - Respondió Lindsey mirándola con curiosidad.
Instintivamente, todas voltearon a donde se encontraba la madre de Faila y Ailen. Esta parecía nerviosa y un poco indecisa a contarles lo que sabía.
- Muy bien, Como este año han tenido un muy buen comportamiento. Hemos rentado un apartamento para cuatro personas, a unos kilómetros de aquí, donde serán prácticamente libres de hacer lo que se les plazca. - Cada vez parecía dudar más de sus palabras, le aterraba que ellas fuesen a tomar una mala decisión y terminaran en problemas.
- ¿Hablas en serio? - Preguntó Ailen, quien parecía dispuesta a gritar si le daban la respuesta correcta a su pregunta.
- No jugaría con algo así - Dice preocupada por la reacción de su hija.
- ¡No puedo creerlo! - Gritó a todo pulmón, causando que Naurend y Lindsey taparan sus oídos por instinto.
- ¡Sin padres! - Continuó Faila
- ¡Sin reglas! - Prosiguió Lindsey.
- ¡Sin nadie que te diga cuando debes ir al baño! - Terminó Naurend. E inmediatamente un silencio incomodo los invadió - ¿Qué? - Preguntó al notar las miradas de todos en ella.
- Sin comentarios - Sonrió Faila mirándola con miedo.
- Pronto, partirán, suban las cosas al auto - Les indico a Naurend y Lindsey.
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Heichiz [Destino #1]
FantasíaDestino... es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad. El destino de ocho perso...