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SISEOS

El sonido que los pies hacen al caminar sobre la húmeda tierra comienza a ser molesto, más cuando los árboles poco a poco comienzan a volverse más frondosos, impidiendo cada vez más la luz del sol. Llamar a los de mi especie nocturnos no es correcto, sí, tenemos similitudes con los lobos y nos podemos entender con ellos, pero la energía que nos mantiene en movimiento son los rayos de la gran estrella.

Recuerdo a mi madre acariciar nuestras melenas de cachorro, la intensa luz de la mañana tras de ella hacia ver su largo cabello algo místico, cuando era una simple humana.

Volteo a ver sobre el hombro, mi grupo se mantiene alerta a pesar de tener la vista fija al frente y es comprensible, los entiendo. Trato de buscar entre los cuerpos morenos la pequeña rata blanca, pero Ayla está bien escondida entre los grandes de mi manada y eso es bueno, necesitaba que fuera así para que no resultara ser atacada. Suspiro, vuelvo mi atención al frente y frunzo el ceño al escuchar un arrastre más adelante, por lo que levanto el brazo derecho a la altura de mi hombro, haciendo a mi manada detenerse.

Comienzo a dar largas pisadas sin hacer ruido alguno, encorvando mi cuerpo hacia el frente y poniendo toda mi atención en ese sonido de arrastre, pues no creo que sea alguna de esas mierdas que tanto temo enfrentarme, ya que el sol sigue sin acariciar el cielo, mucho menos la tierra.

— ¿Ocurre algo por allá? —la pregunta hecha por mi hermano me hace frenar— Eco dice que sus pisadas se detuvieron.

— Escuché algo arrastrarse.

— Oh, mierda.

— No sé si sea una de esas cosas, así que ponte alerta.

Al escuchar un gruñido a la lejanía, sonrío de lado y coloco las manos contra la tierra, transformando mi cuerpo en una rápida sacudida. Pego la nariz al suelo, percibiendo mucho mejor los aroma y no me sorprende el detectar el fétido olor a vampiro, ellos se alimentan de sangre y carnes, es normal que apesten.

El raro es Frank.

Sigo sin creer que mi hermana lo haya llevado de vuelta a la colonia sin darle ningún castigo físico, ¿se ha vuelto blanda? Seguramente, pero tampoco puedo señalarla cuando soy yo quien parte fruta en cubos para después ver idiotizado el rostro de Ayla satisfecho por cada bocado que da. Mierda, deberían quemarme por cada gesto tan meloso.

Dejo mi pata derecha delantera al aire cuando un crujido suena tras un par de árboles, gruño bajo en forma de una advertencia y al ver a un ciervo correr desesperado ante el gutural sonido, vuelvo a mi forma humana y hago una mueca. He gastado energía por nada, maldición.

Al volver con mi manada, estos me observan con suma atención. Hemos avanzado un par de kilómetros, es claro que iniciar un fuego advertirá nuestra posición y es peligroso, pero nosotros hambrientos al lado de los Cambia Formas es todavía peor.

— ¡Egbert! —los más cercanos, Tristan y Cala, se acercan cautelosos hacia mí— Preparen las cosas para dormir arriba.

— ¿Seguro?

— ¿Vamos a poder comer? —la inseguridad de Tristan y el hambre de Cala me hace sonreír de lado, son la presentación de mi manada— Por cierto, tu chica fría ha estado demasiado tensa, creo que necesita estar más cerca de ti.

— Eso sería ponerla en peligro, no pienso hacerlo.

— Vamos, su especie es guerrera —mi amiga coloca sus manos en jarra, a su lado, Tristan sonríe por el lenguaje corporal de la fémina—, ¿no crees que sea malo contenerla?

— Estoy seguro que ni ella sabe de lo que es capaz en realidad —un par de gruñidos me hacen prestar atención a la manada tras de Tristan y Cala, hago una mueca al ver a mi hermano abrirse paso como si fuera un forastero—. ¿Qué te tomo tanto tiempo?

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2022 ⏰

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