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UNA LUCHA DE SANGRE

De crío pensaba que el tiempo estaba a favor de los héroes y de los buenos, eso era lo que siempre veía en las películas que se nos permitían ver cuando padre nos llevaba a la civilización; Superman podía salvar a cincuenta personas en cuestión de horas, sin sudar y sin perder ningún segundo en tonterías o cosas sin sentido... Soy todo lo contrario a él, definitivamente.

Sí, poseo fuerza y una increíble vista, pero en estos dos días solo he estado perdiendo el tiempo. Cuido de la rata que ahora ha monopolizado mi cama y baño, pues todo apesta a frutas y flores, es demasiado dulce. No disfruto comer carne con esa mierda en mi nariz todo el tiempo. Quien la ha pasado de maravilla (por no decir que peor que yo) es mi hermano, el cual ha estado entrenando la liberación de feromonas conscientemente, cosa que resultó no ser tan sencillo como dijo Ayla.

No somos de sangre pura, parece ser que esa mierda sí afecta al fin de cuentas.

Retiro completamente la cascara y piel de la naranja, extraigo solo una parte y le entrego el manojo, ella no duda en llevárselo a la boca inmediatamente, sin embargo, estoy seguro que no sabe lo que se ha comido pues lo ha hecho a ciegas porque no se quiere perder nada de lo que ocurre. No ha dejado de ver hacia el otro lado del rio que ahora pasa entre la aldea, es hondo y la corriente es fuerte, lo han hecho bien. Era de esperarse que los Cambia Formas se quedaran del lado contrario al de los Whitewar, cosa que alegró a los pálidos. Ayla es quien más lo demuestra, sonriendo a ellos como si fueran de clase baja; no es agradable su actitud, me desagrada totalmente, pero, maldición, se ve radiante sonriendo así.

Es como una niña disfrutando del como regañan a su hermano... Sí, esa expresión la mantenía muchas veces Edwina.

— Velos, son unos animales —lo dicho por algún varón tras de mi espalda me hace gruñir, ¿qué mierda les sucede a ellos?

— Lo bueno que nuestro alfa ha divido esta comunidad.

— No es para menos, ahora que es compañero de nuestra amada vocera.

— ¿Han entregado el vestido ya? — ¿Es en serio? La palabra "vestido" ha estado en la boca de todos y es jodidamente estresante, es como querer forzarnos a tener sexo.

— Mira, ahí está tu hermano —Ayla señala al frente y no dudo en seguir la dirección que apunta, pero no hay nada y ella suelta la carcajada. Se ha aprovechado de la situación como una cabra. Soy incapaz de negarme a sus pedidos, no a todos, pero sí, y ella disfruta de eso—. Es que, en serio —dice entre risas, abrazando su vientre—, ¡no puedo!

Espero se le atore un manojo de naranja y se ahogue, pero antes que eso suceda yo la estaré auxiliando. Menuda mierda es esto del enlazamiento, ya estoy cansado de esto. Es de suma importancia acabar con mi tío de una buena vez por todas, si sigo con esto, solo me quedare estancado y no quiero es.

Quiero asesinar al hermano de mi padre.

— Oye, Egmont —pincha mi mejilla, haciendo que el ignorarla me sea totalmente imposible. Volteo a verla, sus ojos rojos capturando los míos de inmediato— ¿qué ocurre contigo?

— ¿De qué hablas?

— Te siento tenso —Oh, de maravilla; ahora ella puede sentirme—, ¿no te gustaría un masaje? Entre los míos existe una joven que...puede... —su expresión cambia totalmente, frunciendo el ceño mientras que sus labios forman una mueca, desvía la mirada hacia la zona de los Cambia Forma—. Olvídalo —inclino mi cuerpo al suyo, colocando mi rostro justo al lado de su cara e inhalo lentamente, no puedo evitar reír mientras me enderezo—. ¿Por qué te ríes?

La Protegida de AlphasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora