CAPÍTULO VI

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Salí de la habitación y me dirigí a la cocina. Logan estaba cocinando y solo traía puesto sus pantalones, dejando su torso al descubierto. Me permití admirarlo. Tenía el cabello desordenado, pero le queda muy bien. Su abdomen bien definido estaba sudado al igual que su espalada dándole un toque muy sexy. Sus pies descalzos y sus labios ligeramente abiertos.

Me quedé recostada a la pared mirándolo un rato. Aún no se daba cuenta de mi presencia. No sé que me estaba pasando, pero esta escena me gusta mucho, me da ese aire hogareño que hace mucho no sentía. Y por un momento, me hace olvidar todo lo que he tenido que vivir a lo largo de mi vida. Ojalá mamá nunca hubiera conocido al imbécil de...

— ¡Lluvia, ¿ya haz terminado?! — su grito me toma desprevenida y borra cualquier pensamiento que tuviera antes. Su voz se escucha ronca y... sexy.

¡Todo en este chico me parece sexy!

— Estoy aquí, Logan — respondo en voz baja y él se voltea sobresaltado. Me observa por unos segundos y luego se forma una sonrisa de confusión y diversión en su rostro. Sé que me mira así por mi vestuario.

— Creí haberte dejado la ropa sobre la cama. — dijo acercándose a mi.

— Pues ya ves, creo que no tengo muchas ganas de seguir poniéndome vestidos por hoy. ¿Te molesta que lo use? — señalo mi ropa.

— Para nada, de hecho, te ves mejor que con ese vestido blanco y mejor que con todos los otros vestidos.

Para mi venganza tomé una de sus camisas del aramrio y eso fue lo que me puse. Con esta camisa me sentía un poco expuesta, pero eso no importa porque esta noche Logan va a desear lo que hay debajo de esta tela y no se lo voy a dar. Esa es mi venganza.

Él se acerca lentamente y cuando está a menos de un metro de distancia no sé si podré resistirme a esto. A éste hombre por el que se mueren todas la chicas que he conocido y por el cual en estos momentos estoy deseando entre mis piernas.

¿Qué estoy pensado, por Dios? ¡Es mi jefe!

El microondas suena, avisando que lo que hay en su interior está listo. Logan se ríe por lo bajo y en su mirada puedo ver claramente la frase 'te salvaste por poco' . Él camina de regreso al microondas y yo me siento en una de las sillas alrededor de la mesa. Él sigue cocinado y yo solo lo observo.

— Cuentame de tí, Lluvia — no sé que responder así que me voy por lo fácil.

— No hay mucho que contar.

— Debe haber algo. Una chica como tú debe tener algo especial que contar.

— Es en serio, no hay nada interesante ni especial. No conozco a mi padre, mi madre murió, no tengo más familia, me crié en un horfanato. Ahora vivo en un pequeño edifico y tengo un nuevo empleo, y un jefe súper idiota y mujeriego que me tiene arta. — esto último lo hace reír. La verdad me da igual que sepa mi pasado, solo hay una cosa que no debe saber y esa si me la reservo. Él se voltea hacia mi y decido preguntar. —¿Qué hay de tí?

— Pues nada relevante. Mi familia vive a las afueras de la ciudad y yo vivo aquí. Tengo una madre increíble, tampoco conocí a mi padre biológico, fui criado por el actual esposo de mi madre y es a quien veo como un padre. Mi hermana es un batido de plomo, intragable, siempre está pendiente de mi vida para luego contárselo todo a mamá. Soy agente de bienes raíces como ya sabes. Hace unos ocho meses terminé la universidad y desde entonces trabajo en las oficinas donde fuimos hoy. ¿Tú fuiste a la universidad?

— No, yo solo llegué hasta el final de la preparatoria. No tenía suficiente como para pagar la universidad y tampoco quería que las personas del horfanto gastaran su dinero en mi. Así que no fui a ningún lado.

— ¿Eres mayor de edad? — preguntó sentándose a mi lado en al mesa.

— ¿Me estás tomando el pelo? Tengo veintiún años. ¿Crees que si fuera menor hubiera salido del lugar ese donde estaba?

— Me alegra que seas mayor — en sus labios se formó un sonrisa traviesa y pícara.

— Pues no entiendo en qué te puede beneficiar.

Él sonríe pero no dice nada. Luego de unos minutos sirve la cena y ambos nos sentamos a comer. Está realmente delicioso, no tenía ni idea de que cocinara tan bien, pero no hay dudas de que es todo un chef.

Comemos entre risas y cuando terminamos lo ayudo a lavar los platos y todo lo que ha utilizado. Dejamos la cocina limpia y luego lo miro sin saber que hacer. Él me toma del brazo y me lleva hasta la sala. Allí prende la televisión y comienza a buscar una película para ver conmigo. Después de un buen rato buscando y de pelearnos porque yo quería ver romance y él quería ver terror, nos decidimos por una comedia española y mientras él la ponía fui hasta la cocina y preparé palomitas.

Vimos esa comedia y luego otra. Cuando estábamos a mitad de la tercera tocaron el timbre. Logan no pareció sorprendido y fue a abrir. Yo solo me quedé ahí viendo la película, pero no pude evitar escuchar algo de lo hablaban.

— Hermanita — dijo Logan — no te esperaba, pensé que estarías contándole a mamá que ando con otra chica.

— No pierdo mi tiempo en eso — ella se echó a reír — de seguro que estás viendo pelis con tu próxima víctima — tragué grueso, no pienso que Logan solo haga esto para llevarme a la cama, ¿o si?

— Pues fíjate que no — volví a respirar después de oír eso — estoy disfrutando de una noche de comedias con mi nueva asistente. Además de que no es algo que te importe.

No sé que más pasó, solo vi a Logan volver con una sonrisa triunfante para sentarse a mi lado otra vez y descansar su cabeza en mi hombro disfrutando de la película. Su gesto me pareció algo tierno, así que me acomodé mejor en el sofá para que se apoyara mejor.

Luego de esta película empecé a dormirme un poco, pero mi sueño se fue al carajo cuando sentí los leves roquidos de Logan y su respiración contra mi pecho. Estaba dormido con la cabeza en mi pecho, justo entre mis senos. La imagen me dio gracia, pero el calor comenzó a crecer en mi y antes de que fuera muy tarde y cometiera un error lo llamé.

— Ey, despierta — él se movió un poco hasta despertar y al verse entre mis senos se levantó de golpe.

— Uy, perdón, Llu — se veía apenado, pero no arrepentido.

— No pasa nada. Ve a dormir, yo voy a bajar a mi habitación.

— No. Ahora tendrías que ponerte a organizar todo lo que compramos y eso te llevaría mucho tiempo. Además, las escaleras son horribles de noche. Mejor quedate hoy.

— No puedo, tengo que—

— No, quedate, Llu, por favor quedate. Solo esta noche.

Se levantó del sofá y me ofreció su mano. La tomé y me guió hasta su habitación. Se tumbó en la cama y me hizo señas para que hiciera lo mismo. Me acosté a su lado y él se abrazó de mi, colocando su cabeza en mi pecho como un niño pequeño y quedándose dormido con una sonrisa en su rostro.

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Hola, hoy le quiero dedicar este capítulo a Elba Martha, mi querida prima. Ella fue la persona que más me alentó a escribir esta historia y ya era hora de dedicarle algo.
Elbita te quiero muchísimo, espero que lo hayas disfrutado.

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