CAPÍTULO VIII

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Dedicado a Dagnara. Disfrutalo, te quiero

LOGAN

Caminé a la puerta pensado que habían tocado. Observé por la pequeña mirilla y pude ver que no había nadie en mi puerta, sino en la puerta de mi adorada hermana. Lluvia estaba hablando con Luanna en el pasillo y sus expresiones no eran las mejores. Luanna parecía sorprendida, pero estaba fingiendo y en el fondo de su mirada había diversión. Lluvia se veía tensa y también estaba fingiendo, pero no sorpresa, sino despreocupación.

Después de unos cinco minutos, Lluvia se despidió y echó a caminar a la escalera. Mi hermana se quedó mirándola y aproveché para salir y enfrentarla. Al verme su sonrisa triunfante se hizo presente.

— Hola, Lon — reía como si le divirtiera mucho lo que hablaba con Lluvia.

— ¿Qué carajo hiciste ahora, Lua? — utilicé sus armas, no sonreí pero no fue necesario.

— ¿Yo? — se hizo la ofendida — Solo le dije a Lluvia quien eres en realidad. Aunque ella pareció quedarse inconforme y vino a saciar su curiosidad — su maldita sonrisa ya empezaba a molestarme.

— ¿Qué le dijiste? — mi rabia crecía a cada minuto.

— Sencillo, brother, — su expresión se volvió fría — le dije lo mal que tratas a todas las chicas a las que usas por un rato. Le dije que eres una basura de hombre. Le dije que solo querías aprovecharte de ella para llevarla a la cama como una puta de las tuyas. Y lo más importante, le dije tu pequeño secreto, — se acercó a mi oído para susurrarme — que eres mi hermano.

La sangre hirvió dentro de mi y tuve que contenerme con todo mi ser porque me estaba artando. Lluvia era solo una amiga, lo que pasó hoy en la mañana solo fue un desliz. Porque por más que intente, no puedo cambiar de la noche a la mañana y Lluvia tiene un cuerpo de diosa y un rostro que desborda picardía. Estoy seguro de que ella me daría el mejor sexo de mi vida, porque no se limita, no se esconde. Pero solo quiero una amistad con ella, solo hago todo esto para ayudarla y por esa razón frené todo hoy, porque no quiero que sea una más para mi.

Luanna no puede entender eso. Ella solo me jode la vida porque no tiene una propia. Desde que le dijo a nuestros padres que era lesbiana no ha tenido descanso. Nunca ha conseguido una pareja y siempre le gustan las chicas con las que follo. Al parecer Lluvia entra en el paquete. Pero no permitiré que mi hermanita manipule a la única mujer que veo como una simple amiga, para sus fines de destruir mi reputación frente a mamá, eso nunca.

Bajé las escaleras para ir a su búsqueda. Ya estaba empezando a caer la noche y me daba un poco de frío porque salí solo con unos pantalones cortos y sin camisa. Llego al primer piso y camino hasta la puerta de Lluvia. Suspiré antes de tocar suavemente. En solo unos segundos ella abrió. Su cara cambió al verme, no le agradó mucho, pero se hizo a un lado indicándome que pasara.

— ¿Qué quieres ahora? — su voz era cortante, al parecer mi hermana logró su objetivo.

— ¿Podemos hablar un momento? Será rápido — ella asintió y se sentó en la cama, yo me senté en una de las sillas — Lluvia, sé que no debes estar pensando nada bueno sobre mi, pero no es lo que parece — ella no pareció querer interrumpirme así que continué — Luanna es mi hermana menor y como te haz dado cuenta, vivimos uno frente al otro, pero no nos soportamos. Ella solo quiere hacerme quedar mal con nuestros padres para que me manden a otra ciudad y me obliguen a casarme con la hija de unos amigos. Yo le pedí una oportunidad a mi madre para demostrarle que puedo hacerme cargo de mi vida sin que ellos me dominen — suspiré, ya era hora de contarle — Ellos me enviaron a cuidar uno de sus negocios como voto de confianza. Durante los primeros días yo solo me veía libre de mis padres y andaba de fiesta todo el tiempo. Se enteraron de todo y mandaron a Luanna para que me vigilara. Ella siempre está pendiente de mi vida y se lo informa todo a mi madre. Te juro que contigo solo quiero una amistad y ayudarte en todo, no más. Para mi no eres como las otras, eres solo una amiga y eso te hace especial — sonreí pero ella solo me miraba con seriedad.

— Logan, no me interesa ser el juguete de tu hermana ni tuyo. Así que no me involucren en sus cosas. Prometiste que no volvería a pasar y pasó. Me siento usada por ustedes dos. — suspiró — Trabajaremos juntos, así que tenemos que mantener una relación tranquila y amena. Entonces te voy a pedir de favor que hables con Luanna para que deje de manipularme en tu contra. — palmeó la cama a su lado indicándome que me sentara. Su expresión cambió a una de empatía y gentileza — Yo sé que detrás de ese chico que pasa cada noche con chicas diferentes sin importar nada, hay un hombre bueno con un corazón enorme que está siendo sincero en este momento. No haré caso a lo que Luanna me ha dicho, solo espero que a partir de ahora todo cambie para mejor.

No pude contenerme y la abracé, ella se tensó pero luego me devolvió el gesto. Estuvimos un rato así y luego nos separamos sonriendo.

— Entonces, ¿mañana te paso a buscar para ir a trabajar? — pregunté.

— Sí, mañana te espero entonces. — me sonrió otra vez y me fui.

Cuando entré en mi apartamento la felicidad corría por mis venas. Fui a mi habitación para darme un baño. Luego me vestí y salí en dirección al bar. Esta noche tenía pensado pasarla muy bien.

Iba saliendo del edificio y un hombre alto, aparentemente fuerte y de unos cincuenta años, con ropas viejas y la vista en el suelo, me pasó por el lado  chocandome el hombro. Él se disculpó y continuó con su camino hasta la recepción o algo así. Yo salí de allí y en pocos minutos llegué al bar.

El barman me saludó amable y me ofreció lo de siempre. Luego de eso bajaron dos chicas hermosas, con cuerpos perfectos y rostros angelicales. Se me quedaron viendo y las invité a un trago. Luego de un rato ya estábamos en una de las habitaciones y las dos estaban desnudas y jadeando frente a mi. Nunca me cansaré de hacer esto.

Después de unas dos horas ya estaba de regreso al edificio. Era muy tarde así que no pasé a darle las buenas noches a Lluvia. Subí tediosamente las escaleras y cuando llegué al cuarto piso Lluvia estaba sentada en el suelo con la espalda pegada a mi puerta y llorando desesperadamente. Su pijama estaba roto y a duras penas se cubría con una toalla.

Al verla solo atiné a correr hacia ella. La abracé fuerte para tratar de calmarla, pero solo hice que llorara con más fuerza aún. No entendía nada pero tampoco pregunté. Cuando logré levantarla, abrí la puerta e intenté llevarla dentro. Sus piernas fallaron y se detuvo a mirarme.

— Logan, no me dejes sola, por favor — otra vez comenzó a llorar.

— Nunca lo haré, Lluvia. Siempre estaré contigo.

Luego de decirle esas palabras, ella trató de respirar profundo, pero antes de que pudiera exhalar, se desmayó en mis brazos.

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¿Qué paso? Bueno eso deben suponerlo. Nos leemos en el próximo.

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Vivir sin miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora