Oblivscere
(Verb). To forget.
El tormento de no ser recordado por su primer y único amor fue demasiado para él. Primero, los juegos le quitaron la inocencia, eso lo pudo aguantar, luego, le quitaron la libertad; aquello también lo aguantó, pero cuan...
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𓆝 𓆜 ––––———–––––———–┊⁀➷ The World Will Fall to Pieces
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El tiempo pasaba muchísimo más rápido de lo que cualquiera querría cuando se enfrentan a la muerte. Los Juegos estaban tan solo a una noche de distancia y, aunque esperó sentirse más nerviosa, al estar parada frente al espejo, admirando su reflejo y el trabajo que su equipo había hecho con su apariencia y vestuario para la última entrevista, los nervios se sentían más bien como algo superficial, como si su subconsciente ya se estuviera preparando para le momento en el que el cañón sonara y la masacre comenzara. No había nada que pudiera evitarlo.
Cuando Caesar Flickerman llamó su nombre con un grito entusiasta y el escenario se abrió para ella, tomó aire profundo antes de dar su primer paso hacia el público. La multitud comenzó a gritar y aplaudir, Mareena no pudo descifrar todo lo que le decían las miles de voces, así que se concentro solamente en aquella en su interior que le decía que tomara pasos pequeños y no dejara de sonreír ante la cámara.
—Cariño, te ves ¡espectacular! —alardeó el hombre una vez llegó a su lado, y tomándola de la mano, le dio una vueltecita para enloquecer al público de nuevo.
—Pues gracias, Caesar, mi ego y el de mis estilistas te lo agradecen —tanto el público como el presentador rieron y Mareena sonrió, a veces pensaban que complacer a esta gente era demasiado sencillo.
—Claro que sí, claro que sí. Ahora, querida, sabes que tengo que preguntar. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? Debe ser difícil volver a un recuerdo que ni tu misma conoces.
Antes de contestar la pregunta tomó aire disimuladamente y asintió, fingiendo expresiones tal y como Farah le aconsejo para ganarse el corazón del público.
—Lo es, pero he tenido la suerte de encontrar el apoyo de todos aquí. Pero...
El público levantó los oídos y Caesar se acercó un poco más a ella con el micrófono, esperando que hablara. Farah e Ikaris le habían dicho que hiciera y que dijera todo lo que le naciera, solo que de una manera dramática y apelativa, llegar al corazón de la audiencia para también llegar a sus carteras.
