Mucha razón no perdían las personas que (dice el rey) llaman a su mentado reino un país de maravillas, si puede nombrar seis para ese instante sería una rareza, se logran en exageración unas diez más.
Primero que nada y antes que todo, ha ido para arriba en una cuesta abajo siguiendo a un príncipe que dicen tiene orejas de conejo porque uno de sus padres lo ha engendrado a través de una flor.
Después de lo primero, viene lo segundo, se encontró con un gato humano que no usa zapatos.
Continúa lo tercero, ha visto a tres reyes de jotas que cortan cabezas y por supuesto, el de corazones tampoco ha dudado en amenazar con ello si es que llega dar falsos testimonios del príncipe y que vaya en contra de sus queridísimos votos a favor de la vida.
Cuarto, no menos importante, es posible no llegar a una cita e ir directo al matrimonio, se lo ha dicho el rey, como es de esperarse que nadie sepa más que él, el rey de la cabeza que se hincha y adorna todo con diamantes.
Quinto, es natural comer muchas tartas y que las flores digan mentiras, o bueno, verdades que deben ocultarse.
Y sexto, mas no menos relevante e imposible: un grupo de ranas, dodos, liebres (no conejos, sólo hay uno a la vista), lagartijas y ratones se colocan como estrado y el respectivo juez.
El rey Doyoung parece ir a una fiesta de disfraces pronto, tiene en su cabeza una peluca blanca que oculta la falsa negritud de sus pelos revueltos, lo mejor es que de entre la cabellera falsa resaltan sus orejas bien alerta y una corona blanca medio chueca. Tiene un mazo en los dedos y golpea la mesita que Jeno no sabe cómo se llama.
—Estamos hoy aquí, debido a que este sujeto extranjero ha decidido incurrir a los crímenes contra Infratierra difamando la reputación del príncipe de corazones, aquí no presente.
Todos aplauden la acusación, hay vítores festejando al príncipe y los reyes están orgullosos. Jeno cruza los brazos con molestia, no es agradable cómo todos se ponen a favor de alguien sólo por su posición, es más, ellos lo han dicho, ¿por qué lo animan si ni se encuentra en la sala? ¿Qué hay de él?
—Dígame, usted, ¿qué sabe de los terribles hechos que acontecieron la tarde de hace unos minutos?
—Nada. —Hay un mohín arrebatando sus labios, qué molestia, ¿por qué habría de mentir sobre un conejo? ¿Cómo podría decir que lo vio si no estuviese ahí? Es obvio que Jeno se encuentra en Infratierra porque ha seguido a un conejo que no aparece por ningún lugar.
—¿Nada de nada?
—Nada de nada. —Afirma con los brazos bien cruzados.
Es verdad, no tiene idea de dónde ha salido la alocada idea del rey sobre su acusación al príncipe.
El rey conejo mueve la nariz sopesando la respuesta y luego se mueve lejos y golpea su mano con el propio mazo. Si siempre es así sobre sus juicios, entiende las razones para que digan que ambos están locos.
—Usted ha venido a nuestro reino diciendo que el príncipe Na Jaemin se encontraba merodeando en los campos de Supratierra, ¿no es así?
—Efectivamente, señoría, pero no veo razón para tomar eso como una acusación contra su real majestad.
—Ah, claro que lo es, joven Lee Jeno de Incheon, como usted sabrá o, probablemente, no por su condición extranjera e inocente, nosotros no tenemos intercambios de ninguna índole con su nación. Los humanos no saben de nuestra prístina existencia y, por lo tanto, contamos como bárbaros enemigos que ellos consideran es normal cazar con un arma para después comernos como si fuésemos flores. —Lo último va cargado de un grito asustado y panicoso.
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JENO A TRAVÉS DEL MONÓCULO [JAENO/NOMIN] Ver. Final.
FanfictionCuando se dio cuenta ya estaba cayendo, rebotando en la cama y luego subiendo, para después volver a caer y encontrarse arriba, de modo que el techo se hizo suelo. De todos modos, ¿cuál es el problema con comer tantas tartas del rey de corazones? I...