CAPÍTULO 4

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Corrí de inmediato hacía mi novia para auxiliarla, espantada y con el corazón desbordado a punto de caer por un acantilado. Traía casi cargando con mucha dificultad a un hombre de casi un metro noventa, moreno y cabello risado. Seguramente era Juan.

—Mi amor, ¿Qué pasó?—Le ayudé, éste pesaba el triple que yo.


—No lo sé, ya estábamos en la residencia y de pronto tres hombres saltaron de la nada y se fueron contra mí, obviamente Juan no iba a dejar que tres hombres golpearan a una mujer, así que empezó a pelear con ellos y yo como pude le ayude. Noqueó a dos pero el último sacó una navaja y le dio algunos arañazos, por poco y me lastima a mi. Dios nos ayudó porque ese hombre tropezó y nosotros aprovechamos para escapar, fue apenas una cuadra atrás de esta.


—Dios santo..., ¿Cómo es esto posible?, ¿Qué pasa con la seguridad de aquí?—dije indignada una vez que llegamos a la habitación de Laura y acomodamos a su amigo en el sofá. —Llamaré de inmediato para que corroboren si esos mendigos siguen por ahí, esto no se va a quedar así. Voy a mandar a qué bus-

—No, mi amor. Tranquila, no quiero causarte problemas y no quiero que se arme un alboroto, ya sabes cómo son tus vecinos de dramáticos, además no quiero que tú papá o tu tía sospechen... No sería una buena presentación de parte mía.

—Siento interrumpir pero Laura tiene razón, Camila. Estoy bien, no lograron herirme tan grave—como pudo se acomodó—. Mucho gusto, al fin conozco a la famosísima Camila que trae toda loca de amor a mí mejor amiga. Lamento que sea en estas condiciones. —Sonrío amable el moreno. No podía creer que aún estando herido; fuese tan... Carismático. Le respondí presentándome y fuimos a lo más importante, desinfectar las heridas que traía Juan, después de que yo le preguntase a mi novia como mil veces si estaba bien, lo cuál ella respondió las mil veces que sí, solo estaba dolorida por haberse metido a pelear con hombres.
Tiempo después llegó Dinah, pues vivía en el mismo apartamento, bueno, a decir verdad, las demás chicas que trabajan en mi casa vivían en el mismo apartamento, obvio en diferentes habitaciones. El apartamento de los hombres estaba a lado, aunque por el momento solo Pablo vivía allí, por ser el único hombre trabajando en la casa.


—¿Camila?, ¿Qué está pasando?


Se me olvidaba que Dinah no sabía de mi relación con Laura, tendría que explicarle todo.


—Quisieron asaltar a Laura y su amigo. Salieron a buscar trabajo y mira como regresaron.


  Me hizo un gesto incrédulo, pero más seguro preguntándose qué hacía yo aquí. —Te explico luego.—Me anticipé a su pregunta. Ella asintió. Me ayudó curando a Juan y al terminar me tomé un momento para explicarle que Laura es mi primer amor, y que quiero formalizar con ella. Increíblemente me animó para seguir adelante y mañana contarle a mi papá, claro que me dijo que era una locura y que mi tía se pondría como loca, pero que aún así luchara si en verdad la amaba. —Nunca imaginé que la Laura estuviera enamorando a la princesa de la casa.—Bromeó.—Pero no es posible que siendo está una residencia privada, hayan este tipo de maliantes. Esto está muy raro.


—Lo sé, Dinah. Pero Laura no quiere que diga nada.


  Después de todo me fuí a mi habitación, ya nadie estaba en la sala ni en la cocina, todos se habían ido a dormir, pero para asegurarme fui a la habitación de mi papá a desearle buenas noches. Después fuí a la de su hermana. —Que descanses, tía. También tu, tío. —Ya en batón, se paró de su cama y se acercó a mi para abrazarme y susurrarme al oído.—Descansa, sobrina mía. Te quiero mucho, y recuerda que tienes un gran futuro por delante, de eso me encargo yo. —Sonrió y me dio un beso en la mejilla. Salí de ahí con un escalofrío de los pies hasta la coronilla. Decidí no tomarle mucha atención, en este momento habían cosas que me preocupaban más que una tonta corazonada. Cómo por ejemplo, ¿por qué diablos quisieron asaltar a Laura y a Juan?, bueno, eso es obvio, hay mucha gente que hace eso en vez de trabajar, pero es imposible que eso ocurra en esta residencia donde solo vivimos personas con mucho dinero, lo que me lleva a pensar ¿dónde estaban los de seguridad?, ¿acaso debía de temer yo?, y lo que más me tenía preocupada: ¿Qué diría mi tía el día de mañana cuando Laura vinisiese a mi casa?, ¿cómo reaccionara cuando se la presente como su futura sobrina?, sé que no debo preocuparme, mi papá la aceptará y sé que después de mucho mi tía Lucrecia y toda mi familia también lo hará. Pero... Tenía miedo, porque soy capaz de escaparme con ella si es posible, soy capaz de irme de la casa por Laura, si no la llegan a aceptar. De lo que no soy capaz es de olvidar a mi familia, y será un sufrimiento incansable sin ellos. Ya no quería pensar en esto, ya no. Mejor me dedique dormir, mañana sería un gran día, aunque estoy segura que algo se me olvidaba, algo iba a hacer, por más que intenté no pudé recordar que era. Mañana lo recordaré. Quizás.



En El Nombre Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora