CAPÍTULO 13

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«Bésame, bésame fuerte pero despacio, para que tú dulce lengua me haga sentir viva otra vez».


































Había citado a mis mejores amiga, tenía que contarles absolutamente toda la verdad. Desde el inicio, las amenazas, la ruptura, cuando Lauren se enamoró de mi y por supuesto, mi matrimonio fallido. Claramente no reaccionaron bien, en especial Lucy, estaba demasiado enojada con mis tíos, pero más decepcionada de mi por haberme dejado manipular, por no haberle contado y así ella ayudarme. Me gritó y lloro junto a Dinah. Luego se dieron cuenta que no fue la mejor reacción, se disculparon, sintieron compasión por mi, pues estaba muy vulnerable en esos momentos. Al final me comprendieron y trataron de darme las mejores de las esperanzas. También me dieron amor de sobra, lo cual hace mucho que me hacía falta.

—Mila, tienes que decirle la verdad a don Alejandro. Él no dudará en echarlos, todo esto se arreglaría en un dos por tres —dijo Dinah.

—No es tan fácil. Tengo miedo de que le pase algo con la noticia, quizá su corazón no lo resista. Él tiene la idea de que su hija se casó super enamorada, piensa que soy plenamente feliz.

—¿Y realmente lo eres o no?

El cuestionamiento de Lucy me daba dolor de cabeza, preferí cambiar de tema.

—Necesito ver a mi papá. No le contaré nada, pero tiene tiempo que no lo veo.

—Él ha decaído mucho, te extraña. Sofi pasa todas las tardes con él. Le lleva dulces, flores, pero parece que su tristeza vuelve cuando ella se va —. Escuchar a la rubia me ponía demasiado depresiva. ¿Cómo fuí capaz de alejarme de mi familia? Jamás volvería a hacerlo, ellos son mi vida. Tenía que disfrutar estar a lado de papá, él no era eterno, aun cuando eso signifique ver a Lucrecia y su marido todos los días.

—Tendré que ir a verlo mañana. Hoy tengo que estar aquí, Manuel traerá por primera vez a su hija y quiere que todos la conozcamos.

  El hecho de pasar un día más sin ver a papá me ponía de malas, pero tenía que poner buena cara para la visita que vendría.
Cómo siempre que estaba con mis amigas; el tiempo pasó demasiado rápido, nos encontrábamos en las sillas a lado de la piscina, aunque el tiempo no estaba para darse un chapuzón. Lauren y Vero se nos unieron después. Hoy no habían ido a trabajar, era un día especial.

—Hola, señoritas. ¿Tanto platican? ¿No piensan contarnos el chismesito? —Los ojos de Vero rápido conectaron con los de Lucy, primero la saludó a ella con un beso en la mejilla para después hacerlo con nosotras. Lo mismo la chica de ojos verdes.

—¿Cómo están? ¿Podemos sentarnos?

—Claro que sí, es tú casa, Lau —dije.

—¿Lau? —sonrió. Mis mejillas ardieron al darme cuenta de como la había llamado, era raro. Tenía mucha vergüenza, quizá para ella era muy íntimo, tendría que pedirle disculpas después. Claro que las miradas atentas de mis amigas no faltaron, me hacían sentir incómoda, después de saber la verdad estarían más atentas a mis acciones. Lo único que hice fue sonreírle a Lau en modo de respuesta. ¿Lau? ¿Otra vez Lau?

—¿Se quedaran a la comida? —preguntó Vero. Aunque pareciera que solo le importaba la respuesta de Lucy.

—No.

—Claro que sí, dijiste querías pasar todo el día con Vero... —jugueteó la rubia.

—Calláte, Dinah.

En El Nombre Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora