Capítulo 1

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Las cuatro paredes que rodeaban la habitación retenían los suspiros y voces que emitían en sintonía ambos cuerpos empañando los vidrios con el calor sofocante, mientras que con sus manos recorría la anatomía de la chica morena frente a él, cada rincón, con tal sutileza semejante a una gota de rocío que lisonjea las hojas verdosas al inicio del alba, aunque el reloj que yace en la mesa de noche presenciando tal actitud carnal marcaba pasada las siete de la tarde sabiendo que los amantes eran ajenos a esto.

-Mmmh... Ahh... No te detengas - Suspiró Alya.

Eren solo sonrió mientras la tomaba del cabello y continuaba empujando con fuerza las anchas caderas color canela, aprisionando con sus grandes manos los muslos de esta, hundiéndose tanto que probablemente eso dejaría marca.

Alya tenía su cara hundida en el colchón, dándole la espalda a Eren, que la penetraba lento, pero con fuertes embestidas.

- ¿Así te gusta amor? Creo que podría escuchar tus gemidos todo el día.

-Si, por favor, solo hazlo- Sollozó.

-No te escucho bebe, dile lo que te gusta a tu papi - Se escuchó entre gemidos ahogados.

Tomó su rostro con fuerza obligándola a girar su cuello un poco obligándola a observarlo por encima del hombro. El contacto visual era tan energético. Eren relamió sus labios viendo aquel perfil que aún estaba recargado en la cama mientras continuaba con su mirada lasciva. No podía apartarla de su rostro, estaba hecha un desastre, su cabello ondulado se movía al compás de las penetraciones, tenía los ojos llorosos, las lágrimas rodaban alrededor de sus mejillas, pero no de dolor por supuesto; eran de placer.

Hacían sintonía junto a sus labios abultados que se observaban rojos he hinchados entre abiertos rogando por un beso que no tardó en llegar. Un beso torpe que con el pasar de los segundos se tornaba más descuidado.

-Ven aquí, recuéstate en la cama te será más cómodo así, ya casí termino bebe -Le dio la vuelta en la cama quedando encima de ella cerrando los ojos, de fondo solo lograba escuchar la respiración pesada de Alya.

Se posiciono encima de ella con las piernas abiertas y las rodillas al lado de su cabeza, pasando el hinchado glande por los rojizos labios dejando un rastro de pre seminal dejándolos brillosos.

-Estoy a punto de terminar, ¿Quieres que ponga esto en tu boca? - Dijo profundamente y es que su voz con el pasar de los segundos se tornaba más grave debido al placer generado en ese encuentro. Entre suspiros y gemidos, Alya parecía extasiada asintiendo con euforia, ya que las palabras que intentaba emitir no llegaban a ser concretas.

Ambos estaban por llegar al límite, sus cuerpos temblaban,

—Estoy a punto de terminar, ¿estás lista?

Pero no dejó que respondiera cuando introdujo su miembro en la boca de Alya llevándolo a lo profundo de la garganta de la morena las manos que se posicionaron en sus muslos en un vano intento de detenerlo, pequeñas lagrimas se acumularon en las comisuras de sus ojos , fue cuestión de segundos y un par de embestidas en su cavidad bucal para poder eyacular dentro mientras soltaba un jadeo intenso. Sus respiraciones estaban agitadas cuando de pronto ella mencionó.

-Casi muero ahogada ahí, ¡¿Qué te pasa?! Podrías tener más cuidado la próxima vez

-No exageres linda, ambos sabemos que lo disfrutaste, además sabes que no puedo detenerme cuando me miras así.

Ahora el esta inmóvil sentado al lado de la cama con un gesto burlón el sudor resbalaba por el cuerpo de ambos -Por favor no me digas que en serio eso te molesto.

AnathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora