Capítulo 6

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Y como siempre el día volvió a empezar. Igual que ayer el sol salió así como también el día anterior a este. Era una mañana común de sábado, podía escuchar los ruidos mañaneros afuera y probablemente cuando baje de su cuarto estarán esperándola en el comedor con el desayuno listo, revisaría su teléfono encontrando mensajes de sus amigos o alguna que otra noticia en Twitter; lo de siempre. Pero aunque pareciera que es otro sábado cualquiera no lo era, había un vacío que se había llenado diez meses atrás, si revisaría su buzón, pero no estaría su mensaje, saldría en la tarde al parque pero él no estaría ahí esperándola ni en la noche cuando escapará de su casa e inclusive el domingo no estaría allí como siempre.

Podría parecer otro sábado normal, otro día normal en su vida pero no, algo había cambiado y era que Eren ya no estaba en su vida.

Habían peleado en múltiples ocasiones, tanto que algunas veces les había parecido casi rutinario. Donde ambos decían palabras que lamentarían al día siguiente, gritando cosas que causaban un dolor en ambos, cosas de las que se arrepentirían pero eso no importaba porque al final del día sin falta alguna estaban juntos en aquel parque, alguna notificación en el celular o estaban entre las sábanas un domingo y ahora se sentía tan diferente. No era tristeza lo que sentía, tampoco estaba enojada; sólo se sentía vacía, como si ese cuerpo no fuera suyo.

Con las pocas fuerzas que le quedaban se levantó del piso del baño, el cuerpo adolorido gritaba por un descanso adecuado que Alya decidió ignorar. Sabía que era de día porque podía ver la luz reflejada por la ventana, abrió la regadera para tomar una larga ducha con una escondida esperanza de lavar sus lamentos y a lentos pasos salió desnuda de la regadera. La imagen que vio en el empañado espejo del lavado lo sintió ajeno aun sabiendo que era su propia reflejo.

Podía verse perfectamente. Los grandes y marrones ojos que siempre habían sido alagados un tanto hinchados a causa de su llanto, su nariz y sus labios, todo estaba en su rostro igual que siempre pero ¿por qué sentía que no era ella? Aquel era un cuerpo sin propósito que no le pertenecía. Una repentina punzada en el pecho la sacó de sus profundos pensamientos para salir del baño, no sabía cuánto tiempo estuvo observando su reflejo en el baño porque el tiempo pasaba de manera distinta desde su partida.

El –síndrome de corazón roto­– no sólo es posible en la literatura como aquellos poemas que escribió Safo de Lesbos ¿Acaso así se sentía ella cuando vio a su amante con otra persona?

« Tendría también una presión interminable en el pecho » pensó y por alguna razón, ese pensamiento le reconforto.

Buscó entre los cajones de su armario una toalla para cubrirse el cuerpo, bajando la mirada a sus magulladas piernas que ahora sí parecían comenzar a arder, terminó de vestirse para acostarse en la cama. Visualizó su teléfono apagado que yacía en el colchón, dudo mucho en encenderlo pero lo hizo y al momento que comenzó a ser invadido de mensajes no dudó en entrar a su chat para escribirle en la esperanza de que no fuera la última vez.

Bunny ✨

Entonces ¿Qué haremos?

Dudando de recibir una respuesta, se aferró a su dispositivo móvil y esperó unos minutos hasta que el nombre de Eren apareció en sus notificaciones.

Bae💖

Al parecer no fui muy claro contigo anoche Alya

No me busques

No me llames

No quiero saber nada de ti    

Terminamos, creo que no buscamos las mismas cosas y es mejor así

AnathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora