-André, sé que es difícil, pero de verdad es importante que lo cuentes -André tenía un codo recargado sobre su rodilla y el otro brazo sosteniendo su estómago, se cubría la cara con la misma mano recargada.
-No, no puedo hacerlo -su voz apenas fue audible.
-André, mira a la cámara, esto es para Ginger -André se movió bruscamente en su asiento y levantó la cara rápidamente.
Silencio. De nuevo, todo se calmó, el vídeo parecía en pausa, pero no era así, simplemente André no se movía y el anónimo no hablaba. Sólo se podía escuchar el viento recorrer la habitación.
-Piensa en ella, en Ginger, esto es lo que quiere.
-¡No puedes saberlo! -André se levantó del asiento con los puños cerrados, estaba enfurecido. Poco después se volvió a sentar, ya más tranquilo-. Lo lamento, de verdad, es que Ginger...no quiero recordar eso.
-Lo sé, pero el no querer no evitara que se borre de tu mente para siempre -André miraba a la cámara de reojo porque tenía la cabeza un poco inclinada- ¿André, cómo supiste lo de Ginger?
-Sus ojos -contestó, ahora sí con la cabeza levantada y un toque de tristeza en su voz.
-¿Sus ojos? ¿Qué pasaba con ellos?
-Sus ojos siempre estaban cristalizados...no buscaban nada en específico, sólo veían a la nada, estaban perdidos, al igual que los sueños que no podía encontrar, al igual que sus esperanzas, pérdidas. Toda ella era una persona perdida en sí misma, en sus pensamientos. En su soledad.
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Ginger
Short StorySus ojos siempre estaban cristalizados...no buscaban nada en específico, sólo veían a la nada, estaban perdidos, al igual que los sueños que no podía encontrar, al igual que sus esperanzas, pérdidas. Toda ella era una persona perdida en si misma, en...