capitulo 16:

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En el gran cubículo había unas infinitas hileras de butacas en terciopelo rojo. Camine bajando los escalones uno por uno. Un enorme escenario se habría paso justo al final de este, tenía pisos de madera que lucían bajo la luz de las linternas. Unas cortinas color azul marino acompañaban los pisos color caoba. En las paredes se hallaban pequeñas lámparas encendidas lo cual le daba un aspecto tétrico. Esto parecía mas un teatro que un auditorio —talvez lo fue antes- me conteste mentalmente. Con mi mano toque el suave relieve que acariciaba el lugar con ternura

-Es hermoso ¿no?- me gire asustada. Un sonriente Charlie situado sobre el escenario me saludaba alegremente ¿estaba ahí desde el inicio?

-¿esto era un teatro?- le pregunte caminando hacia su dirección. Me senté una butaca justo frente a él. Podía verlo desde abajo y notar sus bellas facciones bajo la luz tenue del auditorio, y pensar que esas lámparas me dieron mala espina al llegar.

-efectivamente Emma- respondió colocando su brazo izquierdo detrás de su espalda. Caminaba de un lado a otro recorriendo todo el largo piso del escenario —era un teatro a finales del siglo XIX-

-es increíble-

-es un buen lugar para trabajar tu pánico escénico-

-¿mi pánico escénico?- me exalte por su pregunta. Me consideraba una persona gravemente tímida, pero el pánico escénico... Bueno sí. La verdad era que Charlie podía leerme como si de un libro se tratase. Lo odiaba por conocerme tan bien... o por tratar de hacerlo al menos.

-¿Emma?- me pregunto sacándome de mis pensamientos

-mande profesor-

-te he pedido que subas-

-¿ahí?- le pregunte señalando el espacio que ahora parecía más grande que al inicio. Charlie titubeo un poco antes de responder

-¿Si?- parecía más una pregunta. Me puse de pie y rogué a dios no caerme al subir las escaleras laterales. Eran cortas de espacio, así que resultaban un tanto peligrosas. Subí y camine hasta él. Me esperaba burlón del otro lado del espacio. Me tomo por ambas muñecas y me coloco cerca del filo del término del suelo... no pensara arrojarme ¿cierto? Sentía como mis piernas temblaban y como mi cabello se movía ligeramente bajo cada pulsación que daba mi corazón

-Emma ¿estas temblando?-me pregunto anteponiéndose por delante de mí. Soltó mis muñecas y coloco su delgada mano por sobre mi frente —¿te sientes bien?-

-Si-

-¿segura?- me volvió a repetir. ¿Por qué lo preguntaba tanto? —Creo que estas de un color purpura- su mirada era de alerta. Como si de verdad estuviera preocupado por mí. Si estaba sonrojada casi al color purpura, la forma en la que me miraba me hizo poner un tono más arriba.

-Sí, de verdad. Solo estoy un poco nerviosa-

-¿un poco?- contesto burlón. Me cubrí con toda la palma la frente. Mis manos estaban heladas y eso me ayudaba a nivelar mi nivel de calor en los sonrojos

-no lose- le conteste de mala gana. No me gustaba cuando se comportaba como un perfecto Don Juan frente a mí

-hagamos esto- me comento sacándose su saco. "maldito seas Charlie" quite la mirada rápidamente durante unos segundos, era demasiado débil así que volví a posarla sobre él. La luz de las lámparas traslucía su ligera camisa blanca. ¿Por qué se vestía de blanco? Lo coloco en la orilla del suelo y volvió su vista hacia mí. Giro su cuello haciendo círculos y estirando sus brazos

-estírate- me pidió

-¿Cómo?-

-Solo... muévete- me contesto. Sus brazos parecían de trapo y sus piernas comenzaban a moverse de la misma forma

La última carta de CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora