Charlie me observa con ojos brillantes, se ve obligado a voltear hacia el tráfico y lo hace en cuanto siente la necesidad
-Sabes que tú eres todo lo que necesito- asiento en cuanto lo pronuncia. Busco su mano y la sujeto con fuerza dándole pequeños golpecitos con el pulgar
-¿Crees que podamos ir a la playa?-
-¿Quieres ir?- asiento rápidamente sonriendo. Necesito de verdad estar en un lugar a solas con Charlie. Poder hablarle, de todo lo que siento y que el simplemente me escuchase.
Llegamos después de varios minutos a la playa. Nos estacionamos a escasos metros y deja que la cajuela quede en vista al mar.
Abro la puerta y bajamos del coche. La brisa me revuelve el cabello y hace que mi blusa se levante un poco, doy gracias a Dios por haberme hecho escoger un pantalón y no un vestido, volteo buscando a Charlie, me sorprendo al verlo sentado sobre la cajuela ¿Tanto había tardado?
Subo a la cajuela también impulsándome con ambos brazos, Charlie se estira y me toma para ayudarme
-¿Qué te pasa?- pregunta. Suspiro encogiéndome de hombros
-¿Qué piensas de Mónica?-
-No se... sinceramente por la primera apariencia que me dio, no me agrada del todo-
-¿Te refieres a que no dejó de atosigarte y de tratar de llamar tu atención?-
-¿Estas celosa?-
-¡Por Dios! Era como si tuviese un gigante cartel luminoso estilo Las Vegas-
-¿Estas celosa?-
-Trataba de abrazarte y se moría por que la mirases unos cuantos minutos-
-Estas celosa- afirma
-¿Lo estoy?-
-Bueno... eso es justo lo que pienso cada vez que alguien está cerca de ti-
-¿Lo haces? ¿Por qué?-
-Porque no soporto la idea de que alguien más pudiese atraerte- tomo su mano entre las mías y la beso con dulzura
-Eso nunca pasara- respondo colocando su delgada mano en el hueco entre el cuello y la mandíbula. Cierro los ojos disfrutando de su textura, el suave contraste que existe entre el frio de sus dedos y la calidez de mi cuello.... Todo era demasiado bello para ser verdad.
Subo un poco más sobre la helada cajuela y me recargo sobre el vidrio recostándome un poco. Charlie me imita ya que su mano seguía prisionera entre las mías. Me recuesto de lado y guardo su mano como almohada. Me quedo admirándolo varios minutos guardando silencio, tratando de memorizar cada toma de su perfil
-¿En qué piensas?- pregunto tímidamente
-¿Justo ahora?- asiento lentamente tratando de tatuar cada momento en mi memoria
-Pienso en lo hermosa que te ves cuando el viento revuelve tu cabello, lo mucho que disfruto verte la nuca cuando usas prendas descubiertas y principalmente trato de controlarme para no saltarte encima y robarte un beso- dice con naturalidad. Puedo notar como débilmente sus pómulos se marcan, estaba a punto de sonreír pero se aguantaba
-Sonríe- suplico
-¿Qué?- pregunta abriendo sus labios para abrir paso a una perfectamente blanca hilera de dientes. Se burla de mis palabras girando la vista
-Me gusta mucho verte sonreír, sonríes de una forma infantil... como cuando te descubren a punto de cometer una travesura-
-¿Así que parezco un niño?- cuestiona acercándose lentamente. Lo dice en un tono tan bajo que me cuesta entenderle. Con la mano que tiene libre me acerca empujándome desde la nuca para que mis labios toquen de forma libre los suyos. Los muevo lentamente y con cada movimiento puedo sentir como el sabor de Charlie me inunda por completo.

ESTÁS LEYENDO
La última carta de Charlie
Teen FictionEmma Johnson una estudiante de preparatoria se prepara para su último año. Ansiosa por salir de la interminable etapa de las hormonas adolescentes se verá atrapada ante la fascinante mirada de su profesor de literatura Charlie. ¿Qué pasara cuando E...