XXIX

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Estaba estresado. Le dolía la espalda, la cabeza, ya no tenía uñas para masticar, y su abdomen estaba rojizo y ardía como nunca antes por todos los rasguños que se había hecho.

Tuvo que contarles a sus padres sobre la mudanza, las reacciones fueron las esperadas. Mitsuki sacudiendo su cuerpo con brusquedad mientras gritaba y Masaru llenándolo de su aroma. La mujer le restregó en la cara que ella tenía razón, que algún día iba a llegar ese alfa a su vida, cosa que sólo provocó más estrés en él.

El dinero era un problema. Izuku quería comprar nuevos muebles para la casa, pero él no se sentía cómodo haciéndolo gastar todo eso. Duró días para poder convencerlo de que no necesitaban nada, usarían los muebles de ambos para llenar los espacios y si faltaba algo, lo comprarían juntos.

Estaba a una semana de la mudanza. No había un minuto en el que no sintiera ese molesto cosquilleo en su vientre como la primera vez que vio al pecoso. Comenzó a comer más, lo cuál, lo llevó a comprar una báscula y pesarse tres o cuatro veces al día. Cuando de forma inconsistente entraba a la cocina, se cruzaba de brazos y salía de ahí sin nada en las manos.

No estaba bien.

Caminó a la puerta y la abrió. Izuku estaba ahí.

-¿Qué haces aquí? -preguntó confundido. Era demasiado temprano para que el más alto estuviera frente a su puerta, además de ser pleno inicio de semana.

-Quería verte -explicó con una sonrisa.

-En cinco días viviremos juntos… ¡Y nos vimos ayer!

-No quita que quiera estar contigo -depositó un pequeño beso en sus labios y entró al departamento -¿Ya comenzaste a empacar? -cuestionó al ver algunas cajas en la sala.

-Sí -cerró la puerta y se giró, sorprendiéndose al ver lo cerca que el peliverde estaba -¿Qué?

-Nada -sonrió en grande, de esas sonrisas que siempre le daba cuando planeaba algo.

Antes de que pudiera decir algo más, lo tomó de la cintura como una sola mano y lo pegó a él. Volvió a juntar sus labios en un beso lento y lleno de sentimientos. Su cuerpo tembló, apretó su agarre sobre la camisa del más alto e intentó seguirle el ritmo. El aire comenzaba a faltarle.

Se separaron y sus miradas se conectaron -¿Qué es eso? -preguntó al bajar la mirada y ver que en una de sus manos llevaba una bolsa.

-La cena -respondió con una sonrisa -Pensé en cocinar yo pero tardaría mucho.

-Sí, y harías un desastre -dio un paso hacia atrás, tratando de no ser tan evidente.

-Aja -asintió con una sonrisa y entró a la cocina -Yo la caliento.

Lo siguió y observó todos sus movimientos mientras su mente se inundaba de preguntas… de nuevo. ¿Estaba listo para vivir con ese alfa? Probablemente no.

Despertarán juntos todos los días, desayunarán y cenarán juntos, además de que probablemente vivir bajo el mismo techo implicaría otras cosas más vergonzosas. Seguía viendo a Izuku como alguien demasiado extraño y nerd, pues como ya había pensado muchas veces, es el primer alfa que se le acercó sin intenciones de forzarlo a nada.

-Kacchan, ¿Sabes conducir? -escuchó a lo lejos, haciendo que volviera a prestarle atención.

-No -contestó dudoso -¿Por?

-Pues, como la casa estará bastante lejos de la cafetería -comenzó a explicar, sin embargo, parecía que lo único que quería era aclarar su mente -Tal vez pueda enseñarte para que me dejes y recojas en las oficinas.

I'll never be in love [Dkbk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora