LXXIII

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La melodía suave y tranquila empezó a sonar en todo el salón, Izuku se acercó hacia el cenizo quien estaba junto a su padre, apenas habiendo terminado de bailar con él. El peliverde le sonrió a su suegro mientras tomaba la mano pálida de su ahora esposo, su corazón bombeaba sangre con fuerza a través de todo su cuerpo, quemando y haciéndolo temblar por la emoción.

Caminaron al centro de la pista. Katsuki trataba de aguantar sus nervios disimulando con una sonrisa temblorosa y pequeñas risitas que se escapaban de su garganta. Se acomodaron y el primer verso sonó en los altavoces de todo el lugar.

Puede que no supieran bailar correctamente y mucho menos cuando le prestaban más atención a la letra de la canción que a sus movimientos. El cenizo sintió sus ojos picar, era un sentimiento que apretaba su corazón con fuerza y se le dificulta introducir aire a sus pulmones, aumentó su agarre en la mano del peliverde quién rió bajito al sentirlo.

Izuku se había aprendido la letra de la canción al derecho y al revés, acercó al menor hacia él haciendo que este recargara su frente en su hombro. El pecoso también acercó su cabeza, ambos se abrazaron con mucho cariño y el oji rubí suspiró cuando escuchó cómo el más alto empezaba a cantar al ritmo de la canción.

Encerrados en una burbuja sin ser conscientes de todos los ojos que los observaban. Estaban en un mundo distante donde solo ellos dos existían.

La letra de la canción era tan linda, Katsuki sabía que el mayor encontraría una canción perfecta para cuando bailaran juntos. Aún le parecía irreal que estuviera con un hombre así, tanto tiempo solo, tantos problemas que tuvieron que afrontar para llegar ahí. Fueron unos completos idiotas al inicio pero ahora su relación era fuerte y sana, con cimientos firmes y ninguna tontería o ni una simple brisa derrumbará lo que han construido.

El coro de la canción llegó y con eso su abrazo se hizo más fuerte, las lágrimas ahora se derramaban con fluidez. Ya no le importaba arruinar o no su maquillaje, podía ir al baño y arreglarlo, la maquillista aún estaba por el lugar esperando cualquier problema.

-Te amo -susurró contra su oído y sus ojos se encontraron cuando el omega levantó su rostro.

-También te amo -le respondió, conectaron sus labios por unos segundos para después volver a abrazarse y seguir bailando mientras escuchaban la canción.

Todos suspiraron al presenciar lo felices que esos dos se veían juntos. Los que iban en parejas (excepto el trío que estaba sumido en su mundo) y los padres de los novios sorbían sus narices por los mocos que intentaban salir junto a sus lágrimas, la canción también les había movido el corazón. Después estaban los solteros que se burlaban los unos de los otros por precisamente estar solos.

Ignorando el par de mujeres que estaban fuera del salón, se escabulleron hacia el interior aprovechando que el personal había dejado de pasar por ese pasillo. Se escondieron detrás de una columna decorada con bellísimas flores que combinaban perfecto con los anfitriones.

-¿Qué vas a hacer? -le dijo en el oído -Llegamos tarde, es obvio que ya firmaron las actas.

-Cállate Kodai -le dio un codazo tratando de quitársela de encima -Vas a ensuciar mi vestido -dijo acomodándose la ropa, era de color blanco con toda la intención de opacar al omega -Aparte, es tu culpa por no darme información completa -gruñó con odio.

-Ni que yo fuera a ganar mucho con esto -rió y se acomodó para ver el espectáculo que estaba dando el par -¿Qué harás? -repitió la pregunta.

-Mmm -apretó sus labios y sus nudillos se volvieron blancos por la fuerza que estaba ejerciendo -Es que...

Sus ojos reflejaban las luces del lugar y observaba cómo su alfa ideal bailaba con la rata que se lo quitó de entre las manos con una canción hermosa de fondo. Ese debería ser ella, ella debería estar entre sus brazos, disfrutando de todos los beneficios de estar en pareja.

I'll never be in love [Dkbk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora