Esperanzas en la oscuridad

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Viento helado de invierno.
Pies descalzos jugueteando en el aire.
Me sostengo de los cuernos de la luna;
voy y vengo, me divierto
en su pronunciada curva.
En ella contemplo
la elegante noche oscura.
La encuentro encantadora.
Yo que era admiradora de
los días soleados y
sus asombrosos colores.
Yo quien evitaba y esquivaba la noche; ahora, me encuentro venerándola. Pues después
de la luna nace el sol de un nuevo día;
del cielo nocturno, sala de espera, nace azul celeste de un destino desconocido.
Y no importa que tan oscura
o solitaria pueda parecer la noche,
porque antes de que acabe
me dispongo a contar cada una
de sus estrellas para así encontrar
en una de ellas una esperanza nueva.

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