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Y el poema más corto
que he escuchado,
pero el único que me he grabado,
tu nombre.

El retrato más preciado,
el que tomaron mis ojos de ti
ahí a lado de mí con los rayos del sol
esparciéndose por tu perfil izquierdo
permitiendo dejarme ver
perfectamente tu media sonrisa. 

Tu voz, el sonido que
pondría de alarma,
así tendría mi primera excusa
para despertar con
una sonrisa en la cara;
la melodía que escucharía
antes de ir a dormir,
para soñar con uno de los motivos
que me hacen feliz.

Tu mente, tu ideología,
tus pensamientos,
una pintura abstracta
para observar con detenimiento,
pues fácil te envuelve.

Tú, una galería de arte;
me haría tu visitante principal.

Palabras Que Nunca Dije Donde viven las historias. Descúbrelo ahora