Puertas cerradas

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La brillante luna posaba sobre la ciudad que estaba en el punto más bajo que alguna vez haya podido estar.

El infierno desatado, humanos siendo corrompidos por la sola esencia del mundo demoniaco, volviéndose criaturas de pesadillas.

O al menos eso pasaría sin la intervención del rubio demonio.

Todo ese escenario apocalíptico, demonios saliendo de todas direcciones, destrozando casas, alimentándose de la desesperación y tristeza del lugar, volviéndose más fuertes con ese simple hecho, buscando víctimas para beber su sangre y incrementar sus poderes aún más.

Demonios voladores, algunos que nadaban dentro del mismo suelo, cucarachas gigantes caminando aún cuando se les cayó un edificio encima, demostrando nuevamente el como la propia anatomía de un demonio era completamente superior a todo lo que el hombre haya creado por sí mismos.

Pero aún con todo esto, había un contraste bastante notorio, un chico mitad rubio que contrastaba el lugar portando un aire de confianza, de poder y hasta cierto punto, locura.

Pero no locura como un demonio común cuya sola presencia activaba el sexto sentido de los humanos, llevándolos a un estado de terror, y locura que los iba llevando a un fin retorcido, sino de una locura, ¿bizzara? Si se le puede llamar así.

Como un payaso en un funeral, pasando de lado a lado de los demonios, usándolos como saco de boxeo o como prueba de tiro, moviéndose entre la magnitud de demonios y desastre directo al centro, a la torre gigante que se alzaba como una señal divina.

Más pronto que tarde, el Uzumaki ya estaba enfrente la entrada del edificio, pateando y destrozando la entrada y reduciéndola a pedazos.

El lugar era acogedor, si ignoras los gases tóxicos, la estructura deteriorada cubierta de especies de tentáculos y telarañas, las posiciones que desafiaban la lógica y que estaba infestado de demonios y un Aura corrosiva que estaba seguro que cualquier humano que pisara un pie aquí sería corrompido, trasformando el alma del sujeto en un demonio más.

-Supongo que el asistente está de huelga por lo que tengo que ir yo mismo a reclamarle al jefe- Naruto esquivó un intento de corte de las garras de un demonio, para luego darle un patada en la cara que lo mandó a estrellarse contra otros dos engendros, mientras que con su espada corto en la mitad a otro.

Haciéndose pasó con estilo a través de sus enemigos, el Uzumaki había llegado rápidamente hacia un ascensor, entrando a la caja de metal vio al tablero de botones donde sin pensarlo mucho, presionó el número más grande.

-Este es un empresario malvado, el estándar es tener su salón en la punta del todo- dijo en voz alta el rubio mientras empezaba a sentir como el ascensor se empezaba a mover, elevándose rápidamente mientras que el Uzumaki se quedaba quieto, impacientándose cada segundo más, mientras empezaba a dar pequeñas pisadas rápidas en señal molestia- debi subir volando- se quejaba en voz alta el rubio mientras que esperaba lo que para el era una eternidad a que el ascensor subiera hasta el punto más alto.

Aunque su impaciencia se apaciguaría cuando al lado suyo vio varios demonios aparecían en círculos mágicos o a través de los propios vidrios dentro del ascensor, que no era precisamente pequeño, fácil seis personas cabrían ahí, cosa que solo elevó ligeramente la sonrisa del rubio.

-Gracias por alegrarme la tarde chicos, lo necesitaba- Naruto solo desenvaino su espada listo para disfrutar el tiempo largo que tendrá dentro del lugar.

Con el clon

En un lugar apartado de la civilización, había un espacio muerto, no había árboles, ni animales, mucho menos personas, solo un espacio rocoso muerto adornado por una de esos trozos monstruosos de metal demoniaco que habrían puertas hacia el mundo demoniaco.

Un demonio en una revolución (NarutoxDMCxAkamegakill)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora