Campos de Oro

Capítulo 18 - El guapo joven de las montañas

– ¿Bollos de carne? Segunda hermana, segunda hermana, ¿esos son los bollos grandes? ¿Los rellenos de carne molida y hechos con harina de trigo blanco? – Los ojos del pequeño Shitou se abrieron de par en par cuando vio los pasteles en las manos de su hermana. La saliva comenzó a acumularse en su boca mientras miraba con lástima a su hermana.

Xiaocao sonrió y pellizcó la mejilla del niño. – ¿Qué? ¿Crees que existen otros tipos de bollos de carne? Relájate, ¡también te compré algunos!

Fiel a su palabra, dividió los siete bollos de carne rellenos restantes entre su madre y dos hermanos. La señora Liu recibió tres, mientras que su hermana y su hermano recibieron dos cada uno.

El pequeño Shitou se limpió cuidadosamente las manos en la ropa antes de recibir los pasteles de su hermana mayor. Abrió mucho la boca y le dio un mordisco gigante. El pan ligeramente dulce combinado con el sabor denso y graso de la carne armonizaban juntos. En su ansia por devorar la comida, el niño casi se ahoga mientras trataba de tragar su gran bocado.

Madame Liu palmeó tiernamente la espalda de su hijo menor. En lugar de comer, comenzó a regañar a su hijo mayor y a su segunda hija. – ¿Cómo pudieron ustedes dos simplemente desaparecer sin una palabra e irse a la ciudad solos? ¡Especialmente tú, Xiaosha! Sabes que tu hermana tiene un cuerpo débil, ¿cómo pudiste hacerla caminar tan lejos? ¿Qué habrías hecho si ella se hubiera derrumbado de agotamiento?

Yu Xiaocao intervino para defender a su hermano: –Madre, fuimos con el tío Ma del pueblo vecino. Viajamos en su carro tirado por burros a la ciudad. No te preocupes por mí, no estoy nada cansada. Empiece a comer ahora. Si dejas reposar los bollos rellenos por mucho tiempo, ¡ya no sabrán bien!

– ¿De dónde sacaste el dinero para montar el carro y comprar estos pasteles?– Madame Liu preguntó con severidad mientras miraba a su hija menor.

Xiaolian, que estaba comiendo un bollo de carne en pequeños bocados, respondió en voz baja: –Madre, le di el dinero para que pudiera ir en el carro de los burros. Antes había elegido algunas hierbas medicinales y las vendí. Como eran solo unas pocas monedas de cobre, no entregué el dinero a la casa principal.

Madame Liu insistió: –Entonces, ¿de dónde vino el dinero para estos pasteles?– Los bollos de carne que le dejaron permanecieron intactos.

– ¡Sé que sé!– exclamó el pequeño Shitou mientras agitaba un pequeño puño con entusiasmo. Ya había devorado uno de sus grandes bollos rellenos de carne. –Ayer fuimos al mar y pescamos abulón. La Segunda Hermana los escondió, ¡así que debe haberlos vendido por dinero!

Yu Xiaocao agarró las mejillas del niño con ambas manos y tiró suavemente. Ella sonrió, – ¡Nuestro pequeño Shitou es tan inteligente! ¡Lo adivinaste! Madre, por favor no te preocupes y come ahora. El dinero que usé para comprarlos está limpio.

Madame Liu no se había dado cuenta de las travesuras en las que se habían metido sus hijos ayer. Ella suspiró, –Pequeña diablilla, eres bastante atrevida, ¿eh? Pero... ¿es correcto ocultarle algo como esto a tu abuela?

– ¿Qué tiene de malo? Madre, papá y tú son demasiado obedientes. Solo mira al tío mayor y al tío menor, ambos son tan egoístas. ¡El tío menor vive en una casa alquilada en la ciudad y come arroz blanco todos los días! ¡Su esposa incluso compró una sirvienta para que hiciera las tareas del hogar! – La irascible Yu Xiaolian se quejó mientras continuaba comiendo su sabroso pastel.

–Además, mire a la tía mayor y al hermano Heizi. Ambos pasan todo el día escondidos en sus habitaciones comiendo sus propios bocadillos. Mire sus figuras y luego mire la suya y la de la hermana pequeña... Siempre afirman que la comida que comen es de la casa de soltera de la tía mayor, pero no es que ella no tenga hermanos. ¿Por qué le darían tanto a una hija que ya está casada? ¡Qué mentira tan mala!