CapítuloXXVIII: La llegada de los lobos

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Un suspiro cansado sale de mis labios; todo se complica cada vez más. Ahora debemos preocuparnos por esa extraña aparición de la maldición en el castillo ¿Qué más puede pasar? siento que cada vez las cosas se vuelven más peligrosas y me siento incapaz de continuar luchando contra fuerzas que no entiendo. Scarlett y yo nos hemos quedado vigilando la puerta para asegurarnos que el sello que ella había hecho fuese lo suficientemente fuerte para mantener la maldición bajo control. Ambas miramos con preocupación como la madera de la puerta se oscurece a cada segundo, ambas nos miramos levemente y volvemos la mirada hacia la puerta que es devorada lentamente por la oscuridad. Por suerte la maldición no llega demasiado lejos, no pasa de la puerta, ambas dejamos salir el aire contenido y ella me mira con alivio. Unos pasos apresurados llaman mi atención, veo entrar a Cailyn con rapidez. Ella casi no se mantiene en el castillo, desde que llegamos no ha parado de buscar a los habitantes de Dhaos, en especial a Zaul, me entristece que cada día que regresa siempre tiene un semblante decepcionado, pero admiro su convicción, no importa cuantas veces salga a buscarlos sin encontrar una pista, ella no se rinde y su esperanza no titubea ni un poco, la entiendo, si yo tuviese alguna mínima esperanza de que mis padres estuviesen con vida, no me rendiría nunca hasta encontrarlos y sin importar los problemas que ella tuviese con Zaul, al final él es el hombre que la crió, es como un padre para ella. Scarlett le ha ayudado en varias ocasiones a buscarlos, pero pareciera que se los tragó la tierra.

-Scarlett, Eliana, Escuche lo que paso ¿Están todos bien? -dice con preocupación, yo asiento lentamente.

-Estamos bien, tuvimos suerte de encontrar la maldición antes de que saliera del salón. -dice Scarlett.

-¿Cómo pudo pasar esto? No tiene sentido. -dice ella, yo asiento lentamente.

-Nadie puede explicarse lo que pasó, la única persona que sabe lo que pasó se encuentra allí adentro. -digo, ella traga en seco y asiente.

-¿Cómo te fue hoy? ¿Encontraste algo? -pregunta Scarlett, el semblante de Cailyn cambia radicalmente.

-No, todos los días es lo mismo, nunca encuentro una pista que me lleve a su paradero o algo que me diga qué pasó con ellos. -dice con tristeza. Yo coloco una mano en su hombro.

-Ya veras que pronto encontraras algo, no tienes que desesperarte, igual ya te dije mil veces que si quieres quedarte para seguir buscando, no tendre algun problema con que lo hagas...

-No, también le dije mil veces que es mi deber ir con ustedes. -dice ella, yo asiento lentamente, no me gusta que ella se sienta forzada a ir con nosotros a este peligroso viaje, pero ella es testaruda y no va a desistir de viajar con nosotros.

-¡El señor Nauzet está aquí! -exclama George mientras corre por el pasillo. Nosotras nos miramos fijamente, Scarlett se encoge de hombros y sigue a mi hermano, nosotras hacemos lo mismo.

Seguimos a George hacia el jardín delantero, allí se encuentran tres lobos de gran tamaño, de ellos bajan tres personas, conozco a Nauzet, pero el viene acompañado de dos jóvenes, una de ellas tiene el cabello azabache preso en dos trenzas, una piel oscura, sus ojos salvajes son color caoba, tiene un semblante duro y estoico, en cambio la otra jóven tiene el cabello en una coleta alta, su piel es de una tonalidad morena más clara que la primera, sus ojos son cafe oscuro y su semblante es más suave, ambas visten con un traje de cuero café y una estola que rodea sus hombros. George es el primero en acercarse a Nauzet, le abraza fuertemente. El joven también parece feliz de ver a mi hermano.

-¡Que bueno es verlo de nuevo joven George! -dice Nauzet con una sonrisa, mi hermano asiente.

-Digo lo mismo señor Nauzet, encontré los libros que me recomendo, son bastante interesantes. -dice mi hermano.

La Princesa del Reino PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora