Me adentro hacia la enorme y oscura cueva con el corazón saltando de miedo, mis piernas tiemblan, mis pies pisan el camino incierto. En estos momentos deseo que Andrew me hubiese acompañado, aunque por supuesto que yo no le habría pedido eso, él seguramente ha pasado años buscando los claveles ¿Y si ni siquiera existen? No podría hacerle pasar otra decepción así, no después de todo el dolor que él ha tenido que soportar. Mis pies caminan lentamente, la oscuridad es tan espesa que no es posible siquiera saber si ya he llegado siquiera un poco más adentro, aunque la claridad de la entrada desapareció hace ratos. Mi pie derecho pisa con lentitud, pero esta vez no existe piso; mi peso hace que me balancee hacia adelante y caigo, un grito aterrador sale de mi garganta y la misma sensación de ser jalada por la gravedad vuelve a mí, solo que esta vez no está Phaos para amortiguar mi caída. Mis ojos se mantienen abiertos esta vez mientras caigo, pero poco a poco comienzo a ver algo más que oscuridad, como luces fugaces y borrosas, seguramente por la velocidad con la que caigo, ni siquiera puedo apreciar lo que son. Pareciera que nunca termino de caer definitivamente, sin embargo, mis extremidades no duelen por la fuerza de la caída como la que tuve con Phaos, todo pareciera que es más suave la gravedad adentro. Hasta que finalmente puedo ver en el fondo un pequeño lago de agua cristalina celeste brillante. Mi sorpresa es que al caer no me hundo como debería de ser, sino que mi cuerpo queda atrapado en la gelatinosa y espesa masa celeste, como si se tratase de una gelatina enorme. Miro todo alrededor, no hay más que un simple pasillo iluminado con pequeñas luces celestes. Intento mover mis piernas que están atrapadas en la espesura del lago gelatinoso y cada pequeño movimiento es difícil, como si cada pierna pesase una tonelada. Suelto un suspiro cansado. Extrañamente siento que algo me jala, como una fuerza extraña, volteo hacia atrás y me doy cuenta que un remolino potente comienza a formarse en el centro del lago gelatinoso haciendo que mi cuerpo cada vez se aleje más de la orilla. Mi corazón salta del miedo; la última vez que me enfrente a un remolino marino las cosas no salieron bien, termine en un mundo mágico escondido de la humanidad ¿Qué pasa si este remolino me transporta a casa? No puedo irme, no ahora que tengo tantas personas que dependen de mí; no ahora que George no se encuentra a mi lado. Hago mi mayor esfuerzo por mover mis piernas para alejarme de la corriente del remolino, pero si antes cuando el lago estaba inerte mover mis piernas era difícil, intentar alejarme de tal fuerza que me arrastra resulta imposible. Suelto un suspiro cansado; no puedo rendirme, pero ¿Y si el remolino no es el problema sino la solución? Mi madre siempre decía que los corazones más puros eran aquellos que siempre tenían una perspectiva ambigua, siempre decía que George era especial, siempre miraba las cosas de una manera diferente a cualquier persona; lo que para mí era un charco de agua, para George era un parque de diversiones acuático, para mi hermano siempre existía una salida inteligente, para el nada era lo que parecía y siempre buscaba la manera de encontrarle el lado bueno incluso a las cosas más malas, entonces me pregunto ¿Qué haría la persona con el corazón más puro? ¿Qué haría George en esta situación? Seguramente se dejaría arrastrar por el remolino y ver qué pasaba esperando lo mejor siempre. Pensando en George dejo de luchar y el remolino me succiona con fuerza, pero no me hundo, quedo en medio del remolino mientras el agua se arremolina alrededor mío, siento como el agua lentamente se vuelve más suave y flexible hasta que lentamente el remolino se hace cada vez más débil hasta desaparecer y las aguas del lago ahora son liquidas, frías y suaves. Mis piernas se mueven con rapidez para salir del lago. Al hacerlo mi vestido morado esta empapado, pero es lo de menos; logre salir con vida de la primera prueba de este camino y todo gracias a mi pequeño hermano. Comienzo a caminar por el pasillo sin prisas mientras con mis manos retuerzo un poco la falda de mi vestido para exprimir los excesos de agua. Cuando llego al final del pasillo casi suelto un grito; mis pies quedan a centímetros del abismo lleno de lava furiosamente caliente que corre como rio. Algunos peldaños de piedra flotan sobre el rio de lava, unos alejados de los otros. Trago en seco con fuerza; un paso en falso y mi vida se acaba. Tomo una piedra y la lanzo hacia el peldaño más cercano, nunca había visto piedras flotantes antes, pero debería averiguar si tienen la capacidad para soportar mi peso ¿No es así? Para mi mala suerte al momento que cayó el peso plumo de la piedra en el peldaño, este se desvaneció hacia abajo hasta ser abrazado por la calidez mortal de la lava, trago en seco, eso estuvo cerca; si me hubiese aventado sin pensar yo estaría allá abajo acompañando a la piedra. Cada vez las cosas se ponen peor, estoy en un rio de lava que me separa del otro lado del pasillo, las piedras flotantes son incapaces de sostener más peso que no sea el propio y no hay forma de cruzar ¿Qué debería hacer? Rendirme no es una opción; Azul me necesita, su vida está en juego y ella ha salvado mi vida dos veces-aunque la primera vez que lo hizo su intención era robarme, aun así, cuenta-. Mis ojos recorren todo el lugar con detenimiento, entonces me doy cuenta de algo que me aterra incluso más que saltar los peldaños para llegar al otro lado; en el techo de la cueva hay colgados aros en todo el techo a una distancia considerable los unos de los otros hasta terminar al otro lado del rio de lava; la única forma de cruzar es mediante ellos. No sé si quiera si serán capaces de soportar mi peso y esta vez no hay nada que pueda hacer para probar la seguridad de los aros; tendré que arriesgarme con la fe de que esa sea la salida.
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La Princesa del Reino Perdido
FantasiHace mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los humanos comenzaron a asentarse, existían tres reinos; el reino de Babilonia, el antiguo reino de Sumeria, y por último el mágico reino de Arthegón, conocido por su espiritualidad y conexión con la...