Reino de Arthegón
18 de diciembre de 1945
El sol ha salido, la oscuridad de la noche se dispersa como el humo. Eliana mira el paisaje con tristeza, la noche no había sido precisamente un momento de descanso, los pensamientos compulsivos que rondan su mente no le dejaban dormir, su mente se quedó despierta, gritando una y otra vez lo tonta que había sido por no darse cuenta de las revelaciones que había descubierto, o tal vez en el fondo ya lo sabía, pero no lo había aceptado hasta ahora. Una curiosa característica humana, a menudo conocemos las respuestas a nuestras preguntas más profundas, pero no aceptamos la verdad debido a la maldita esperanza de estar equivocados.
Se aleja de la ventana para limpiar su cuerpo y prepararse; sería un largo viaje. Después de terminar de cambiar su cuerpo con el mismo vestido morado, despierta a su hermano que gruñe, pero eventualmente se despierta para tomar un baño.
Mientras tanto empieza con la difícil tarea de cepillar el rebelde cabello, han pasado muchos días desde que un cepillo pasó por sus rizos salvajes, por suerte el capitán había podido conseguir uno. George sale con sus pantalones azules y camisa blanca, ha terminado de arreglarse y ella todavía batalla con mis rizos salvajes. Su hermano sonríe al ver cómo trabaja con su cabello.
—¡Es una misión imposible! —exclamó con frustración.
—Cada vez que te cepillas el cabello, dices lo mismo, Eli. —responde con una cara graciosa. Ella lo mira molesta.
—¡Siempre es difícil hacerlo! —se queja y él sonríe.
Minutos después termina con su cabello rebelde, no hace mucha diferencia sin su cremas para arreglar el cabello, sus rizos siguen siendo un desastre como antes de cepillarse, el cabello es largo y abundante, por lo tanto Eliana decide hacer una simple trenza larga para atrapar cada mechón. Al llegar a la habitación en la parte inferior, George y el joven de ojos ámbar desayuna avena, junto a su hermano hay un plato de avena tibia para ella, se sienta en silencio a consumir tranquilamente la comida.
Nadie dice nada mientras comen, tal vez porque su estado de ánimo sombrío se puede respirar en el aire y ninguno de los dos quiere perturbar más su mal humor, al final, los tres salen de la casa, el joven lleva una bolsa blanca en el hombro. No tiene ni idea de lo que contiene esa bolsa, pero es lo único que llevan para un viaje de días donde tendrán que acampar en el bosque. Los tres caminan en silencio, durante mucho tiempo, han tomado el camino opuesto al que ella había tomado ese día —lo cual que agradezco——el sol ilumina el entorno, el verde destaca en los árboles, la tierra está cubierta de hierba y algunas flores silvestres, en los árboles hay todo tipo de animales; desde pequeñas ardillas hasta nidos gigantes de todo tipo de pájaros, en su vida había estado en un lugar tan lleno de naturaleza, es maravilloso, los colores parecen más vivos y hasta la más mínima hoja de un árbol parece tener una esencia pura, su estado de ánimo mejora ante la visión de un paisaje tan hermoso; se concentra en respirar la pureza del aire, la suavidad de la tierra bajo mis pies, el calor de la naturaleza, los sonidos tranquilizadores de los animales en plena armonía con el choque incesante de las ramas de los árboles mientras se mueven al son de la brisa.
Entonces un pensamiento atraviesa en su mente; la visión de ese pequeño ciervo, sus ojos cerrados, su cuerpo sumiso a esa maldición, su aura y su alma aplastadas por esas líneas rojas malévolas, el horrible negro que teñía su cuerpo como una manta, la quietud de su pose, el aire pesado alrededor, la sensación sofocante de que este paisaje lleno de paz, naturaleza y vitalidad tiene el mismo destino que ese bosque que seguramente en su momento era tan hermoso como este; su sonrisa desaparece y su ánimo decae más ante esa seguridad.
—Probablemente tardamos más de tres días en llegar. —dice el joven sacándole de sus pensamientos con la mirada fija en mí.
—¿Por qué? —Pregunta Eliana distraída.
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La Princesa del Reino Perdido
FantasyHace mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los humanos comenzaron a asentarse, existían tres reinos; el reino de Babilonia, el antiguo reino de Sumeria, y por último el mágico reino de Arthegón, conocido por su espiritualidad y conexión con la...