Castillo de las Floreas
Estoy ansiosa esperando la llegada de Nauzet, la luna no tarda en tomar lugar en el cielo y él aun no vuelve con la princesa Edelweiss, temo que algo les haya pasado, pero sé que Phaos cuida de ellos, él no dejaría que nada les pasara. Pienso en Andrew ¿Dónde estará? Hace más de dos semanas que dejo el castillo sin dar explicaciones, solamente desapareció, temo que Emuneth lo encuentre; seguramente no tendrá piedad de él, no descansaría hasta lograr que el capitán le diese nuestra ubicación. Un grito desgarrador rompe el silencio, la adrenalina comienza a correr por mi cuerpo y sin darme cuenta mis piernas actúan por voluntad propia, me encuentro corriendo entre los pasillos del castillo intentando encontrar el motivo de aquel grito. Corro hacia la entrada del castillo, donde un pequeño grupo de personas se encuentra reunido alrededor de algo o alguien. Me abro camino entre las personas hasta llegar al centro y lo veo; el cuerpo de mi prima Scarlett inconsciente, pero otra persona la sostiene; le reconozco inmediatamente, es Lourdes quien mantiene la cabeza de Scar en sus piernas. Corro hasta caer de rodillas a su lado y las lágrimas salen de mis ojos ¿Qué ha pasado? Ella mantiene sus ojos cerrados y su respiración es lenta y cada vez más escasa.
-¿Qué le ha pasado? -le pregunto desesperada a mi tía, quien mantiene un semblante frio, pero conmocionado.
-Fue un accidente Eliana. -me dice con la voz entrecortada, yo le miro con sorpresa y conmoción al mismo tiempo.
-¿Fuiste tú? ¿Tú...tú la atacaste? -le pregunto con la respiración entrecortada de la furia. Ella asiente tan levemente que parece imaginario -Fue un accidente Eliana...yo no quería...
-¡Aléjate de ella Lourdes! -le grito con fuerza y alejo su cuerpo de ella, quien traga en seco.
-¡No quise hacerlo! -me grita ella con desesperación.
-¡Ella confió en ti! Siempre te defiende de todos y tú la atacas ¿Qué clase de madre hace eso? ¡Solo aléjate de aquí! No quiero verte cerca del castillo nunca más. -le digo.
-Eliana...
-¡Alguien que me ayude a cargarla a mi habitación! -grito a los presentes, inmediatamente un chico de cabello castaño se acerca para tomar a mi prima en sus brazos. Yo me levanto del suelo y le sigo para el interior del castillo. Pero una voz me detiene.
-Morirá si no me dejas ayudarte, no sabes cómo sanar todavía. -me dice, yo volteo a verla con enojo, pero también con curiosidad.
-¿Todavía? -le digo, ella asiente lentamente.
-Es mi hija...ten piedad y déjame ayudarla, cuando ella este a salvo tu puedes volver a odiarme, pero déjame salvarla. -yo me quedo en silencio por un rato; es cierto, yo no puedo salvarla, no tengo idea de lo que le hizo y aunque lo supiera, no tengo idea de cómo sanar, no tengo otra opción ¿Pondría en riesgo su vida por mi orgullo? Por supuesto que no.
-Está bien, pero al mínimo intento por lastimarla, no dudare en...
-¿En qué? ¿Matarme?
-Hay peores destinos que la muerte. -le digo y su semblante se vuelve duro. Solamente asiente lentamente.
Ambas nos dirigimos hacia mi habitación en silencio, ella se mantiene con la mirada fija en el frente y no hay ni una pequeña pizca de inseguridad en sus pasos, a pesar de su maquillaje excesivo y oscuro, todavía puedo ver su rostro infantil que aparece en los retratos reales, pero raramente ella siempre tenía una pose perfecta, recta y elegante, siempre bella e inmaculada, pero nunca se veía feliz, incluso ahora; siempre parece tener una tristeza profunda que intenta esconder detrás de ese atuendo negro y ese maquillaje. Lourdes es peligrosa por varias razones, pero la más importante es que ella hace dudar a cualquiera de sus intenciones, todo lo que ella es, desde sus ojos, su voz, su andar, es todo manipulación, siempre demuestra lo que le conviene que las personas vean, por ejemplo, ahora mismo; parece una madre preocupada por su hija, si no supiera que ella misma daño a Scarlett, hasta yo misma habría creído su preocupación. Al llegar a mi habitación ella se adelanta para acercarse a Scarlett y tocar su frente.
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La Princesa del Reino Perdido
FantasiaHace mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los humanos comenzaron a asentarse, existían tres reinos; el reino de Babilonia, el antiguo reino de Sumeria, y por último el mágico reino de Arthegón, conocido por su espiritualidad y conexión con la...