Capítulo 19

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Jaemin caía poco a poco en la locura, todo su cuerpo estaba caliente, sudaba y la necesidad de contacto con cierta persona se volvía cada vez mayor.

Chenle por suerte volvió a hacerse de aquel libro negro que Jeno le obsequio, buscaba algo que ayudara a su capitán a bajar esa calentura. Leyó cada página con detenimiento, ningún conjuro escrito ahí parecía un remedio para la condición actual de Jaemin, hasta que llego casi al final. Ahí las notas del autor aclaraban que contra la naturaleza de las flores nadie podía, pero los efectos si podían transferirse a otro individuo.

Solo era cuestión de colocar a los individuos dentro de un pentagrama y recitar el pequeño conjuro escrito ahí. Fácil. Solo necesitaba a una persona a la cual transferir dichos efectos.

La triada y su obsesión por cerciorarse de que Jeno se encontraba sano, se encerraron en la biblioteca, olvidándose de Chenle y Jaemin.

Salió de la habitación, al no ver por ninguna parte a los brujos aprovecharía esa oportunidad de salir y buscar a cualquier persona que no opusiera resistencia y entrara con él hasta la habitación donde su capitán agonizaba.

Camino sigilosamente hasta la puerta principal, la obscuridad de la noche no le ayudaba mucho, aun así, logro su cometido. Al abrir lentamente la puerta, se topó con alguien frente a él, miro de pies a cabeza a la persona, por las prendas era obvio que se trataba de una mujer, la capucha no le dejo saber quién era.

Ella retiro la capucha, era Chaeyoung; abrió la boca con intención de hablar, siendo silenciada por la mano del muchacho en su boca.

–Guarde silencio señorita, venga conmigo, la llevare donde Jeno– y es que si, al identificarla, se le ocurrió la grandiosa idea de transferirle a ella los efectos de la flor

No muy convencida y fastidiada de que un mocoso cualquiera la tocara, se adentró sin siquiera preguntar algo, siempre que Jeno estuviera involucrado, ella no cuestionaría nada.

Estando en la habitación, encendió más velas y con un pedazo de tiza que encontró de milagro, dibujo un pentagrama como vio que lo había hecho Haechan en casa de Nayeon.

–¿Y Jeno?– pregunto ella

Si fue hasta ese lugar, poniendo en peligro su integridad, era porque quería comprobar que el "amor de su vida" se encontrara bien, pues escucho a su tío hablar con varios hombres de Jeno y como pretendía entregarlo a un pirata.

–Espere, ya vendrá, mientras tanto hare algo para que él no pueda resistirse a usted– mintió Chenle

Chaeyoung no era tonta, sabía que lo que el mocoso ese dibujaba en el piso se trataba de brujería, no se quejó pues su desesperación de que Jeno la mirara y mostrara interés en ella era demasiada y si tenía que recurrir a esas prácticas para amarrar al pelinegro, lo haría.

Se le indico que entrara en el pentagrama, lo hizo. Chenle ayudo a Jaemin a ponerse de pie y quedar frente a la señorita.

–Sé que le molesta, pero ¿Podría tomar las manos de mi capitán?

Ella hizo caso.

Chenle tomo el libro y recito el conjuro; al terminar de decir la última palabra las velas se apagaron, el pentagrama desapareció y Jaemin termino en el piso. Ella se tambaleo, el deseo de tener contacto con Jeno era intenso, con el calor recorriéndole todo el cuerpo avanzo despacio hacia la salida.

El timonel no le presto atención a ella, se dedicó a intentar que su capitán recobrara la conciencia.

Los efectos al estar en su punto máximo, no le permitieron llegar lejos a Chaeyoung, provocando que se desvaneciera en el pasillo. El fuerte sonido de su caída alerto por fin a la triada y Jeno. Al salir y alumbrar con un candil lograron ver a la señorita Park en el piso con las mejillas rojas, Haechan frunció el ceño.

𝔭 𝔦 𝔯 𝔞 𝔱 ⇀ ɴᴍɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora