𝔭 𝔦 𝔯 𝔞 𝔱 ⇀ ɴᴍɴ

Capítulo 15

–Ayer ni siquiera me miraste ¿Y ahora actúas atrevido?–

Jaemin se quedó con las palabras ácidas que tenía listas para decir si Jeno le volvía a pedir la llave, atoradas, no esperaba que sacara a relucir lo que había pasado el día de ayer, imagino que ese tema quedaría sumergido en las profundidades del olvido.

No supo dónde mirar, en ese justo momento deseo que los grilletes se desvanecieran para poder huir por la vergüenza que le invadió.

El tirón poco amable que sintió en su muñeca, le hizo mirar a Jeno.

–No estoy jugando Jaemin, por las buenas me das esa llave o te juro que no te va a agradar como la voy a tomar yo–

Se escuchaba molesto y cansado ¿Y cómo no estarlo?, hablar con Jaemin era como hablar con la pared, era necio y terco, tan desgastante tratar de razonar con él.

–Chittaphon dijo...– iba a volver a plantear el mismo argumento siendo interrumpido abruptamente

–¡Chittaphon, Chittaphon, Chittaphon! ¿Es lo único que sabes decir?– se encontraba tan exasperado que no pudo moderar su tono –Podría jurar que estas enamorado de mi hermano–

Esa sola idea le dolió, aunque cabía la posibilidad por como a Jaemin le afectaba que su hermano estuviera molesto y actuará fríamente con él.

Podía notar el dolor en su mirada.

Se sumieron en un silencio más que incómodo, ninguno de los dos iba a poder con eso, lo mejor era separarse, ir por caminos de propia conveniencia.

El capitán, resignado, llevó su mano al interior de sus pantalones, tomó la llave y la sacó.

–¡Corre!– escucho

Jeno le tomó de la mano y lo jalo, en su campo de visión entro aquel brujo que lo había seguido el día anterior.

Corrían sin mirar atrás, Jaemin trastabilló, no era tan rápido como el contrario, tratando de no terminar en el suelo para luego ser arrastrado se apoyó en su mano libre, tomando impulso y poder seguir corriendo.

No entendía nada, estaba cansado, corrieron por varias calles, algunas con bastante gente y ya se había llevado uno que otro golpe e insultos de varias personas.

Entraron a un burdel, Jeno del bolsillo de su casaca saco tres monedas de oro y se las arrojó al encargado, no le dio tiempo al otro de replicar algo, lo guio a una habitación vacía.

Después de recorrer varias, encontró una con poca iluminación perfecta para lo que quería, hasta ese momento Jaemin pudo recuperar el aliento, definitivamente debía mejorar condición física.

–De todos los malditos lugares donde pudimos habernos ocultado de no sé qué o quién ¿Elegiste este?, que conveniente–

No es que le asustara o escandalizara la idea de estar en un lugar donde lo único que se escuchaba eran gemidos y choque de pieles aparte de que apestaba a sexo, es solo que después de lo que paso entre ellos, el ambiente sexual le era un tanto incomodo.

–¡Cállate!–

Jeno busco por toda la habitación algo que le ayudara a ocultar sus ropas, la suerte le sonreía pues a un costado de la cama tirado en el suelo había un durumagi de tela barata color negro, tomó la prenda, era bastante grande, perfecto para cubrir todo su cuerpo y de paso ocultar el de Jaemin.

Afuera a lo lejos comenzaron las quejas por parte de varias mujeres y hombres por la interrupción de alguien.

Jeno se metió la mano libre a una de las mangas y la otra la atoro con el grillete.